Remedios caseros para esguinces y torceduras

Los torceduras musculares resultan un tipo de lesión que se produce como consecuencia de un esfuerzo excesivo aplicado en una zona concreta y como resultado de la realización de una actividad física específica, provocando que las fibras musculares se estiren y, por tanto, se desgarren. Por su parte, los esguinces se generan cuando los ligamentos que conectan los músculos con los huesos resultan desgarrados, ya sea a consecuencia de una caída o de otro tipo de circunstancia accidental. Además del tratamiento médico tradicional, podemos echar mano de una serie de remedios caseros para aliviar estas lesiones.

Aliviar torceduras y esguinces con remedios caseros

Uno de los remedios caseros clásicos para aliviar los síntomas derivados de este tipo de lesiones musculares consiste en la aplicación directa de frío sobre la zona afectada. En concreto, podemos utilizar una bolsa de hielo -preferentemente envuelta en una tela de algodón, de modo que la piel no tenga contacto directo- durante periodos alternos de 20 minutos de aplicación con otros 20 minutos de descanso en un espacio temporal aproximado de una hora. De esta forma. anestesiaremos el área a tratar, reduciendo el flujo sanguíneo y disminuyendo la inflamación.

Para aquellas de vosotras que no gustemos del contacto directo con el frío, existe la alternativa casera opuesta, es decir, la del agua caliente. Este método siempre ha resultado una opción muy efectiva para esguinces y lesiones musculares leves. Para potenciar su acción podemos utilizar ingredientes como hierbabuena, menta y sal, de modo que la combinación nos ayude a disminuir la hinchazón que se esté desarrollando en la zona dolorida.

Otro remedio casero para paliar el resultado de un esguince o de una torcedura muscular redunda en la mezcla de una taza de arcilla en polvo con un vaso de agua fría hasta que se obtenga una especie de pasta. Una vez realizado este proceso, habremos de aplicar la sustancia resultante directamente sobre el área lesionada, cubrirla con una toalla o un trapo y dejarla actuar durante 20 minutos. Con este truco, no sólo conseguiremos aliviar el dolor sino también reducir la inflamación.

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