Cómo deben ser las sillas y los sillones para evitar los dolores de espalda

Marta Valle

El origen de un dolor de espalda puede estar auspiciado por diversos factores, aunque bien es cierto que uno de los más extendidos redunda en la mala higiene postural a la hora de sentarnos tanto en el desempeño de nuestras labores en el trabajo, en la universidad o, simplemente, pasando el tiempo ociosamente en casa. Cuando estamos muchas horas sentadas –situación que suele reincidir en los trabajos de oficina- tan importante resulta conseguir una buena postura como la silla o sillón que utilicemos a tales efectos. Las características dispuestas por este mobiliario deben seguir unas normas de ergonomía, de forma que se pueden evitar molestas lesiones en la zona de la espalda.

Una buena silla debe ser ante todo ergonómica

Y es que no debemos caer en el error de considerar los dolores de espalda una cuestión baladí, pues se trata de patologías muy extendidas y que, en numerosas ocasiones, requieren de intervenciones quirúrgicas para su cura. Las causas físicas que pueden desencadenar una dolencia de este tipo pasan por estar sentadas de forma prolongada en una postura que diste de lo natural, ya que disminuye el riego sanguíneo en el área y la cantidad de nutrientes que, por tanto, llegan  a la espalda. Las malas posturas también pueden causar desgarros o alargamientos tanto de músculos como de ligamentos.

La ergonomía, por su parte, es una rama de la ingeniería que estudia la influencia de las condiciones de trabajo en la productividad de los empleados. Esa es la razón por la cual se aplica constantemente al diseño de equipamiento y mobiliario relacionado con oficinas y despacho. La ergonomía en el diseño de sillas y sillones resulta fundamental ya que pasar mucho tiempo sentadas puede conllevar consecuencias muy severas sobre nuestra salud.

Para que una silla o un sillón se considere ergonómico, ha de cumplir una serie de requisitos: disponer de un soporte lumbar que mantenga la curvatura natural de la espalda, contener elementos que faciliten la comodidad y la movilidad como los apoya brazos o las ruedas, disponer de altura regulable y considerar la opción de un apoya pies en el caso de que el asiento en sí sea demasiado elevado. De esta forma evitaremos problemáticas en la espalda debido a un excesivo sedentarismo.

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