Falsos mitos: el agua mineral es mejor que el agua del grifo

Marta Valle

Cuando se trata de adquirir y beber agua siempre hay una pregunta que suele rondarnos, ¿es mejor comprar agua embotellada o consumirla directamente del grifo? La presencia de agua comercializada en supermercados y tiendas de alimentación ha aumentado considerablemente con el paso de los años, por lo que una primera percepción general es la de una tendencia creciente a consumir ésta frente a la que podemos tomar directamente del grifo.

La elección del agua embotellada frente al agua corriente puede darse por varias razones. Las compañías comercializadoras ofrecen dicho producto como una alternativa saludable frente a otras bebidas, además se tiende a pensar que posee mejor sabor y a percibir como más segura y de mejor calidad. Estas argumentaciones se mantienen como verdades prácticamente inmutables, cuando no siempre sucede así.

Calidad del agua corriente

 

Por razones obvias, la calidad del agua del grifo depende del suministro que cada país proporcione a su población, por lo que podemos encontrarnos con ejemplos muy particulares dependiendo el caso. Este tipo de agua puede verse contaminada por una serie de elementos físicos, orgánicos y químicos. Por tanto, resulta necesario llevar a cabo sistemas de distribución que aseguren su calidad desde las plantas potabilizadoras hasta el grifo de cada hogar.

En España, un estudio llevado a cabo por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) constató que la mayor parte del agua corriente que se consume en dicho país es de una excelente calidad, encontrándose libre de sustancias contaminantes. Sólo en las zonas en las que el agua posee altas cantidades de sales de cal y magnesio, la población recurre a aguas minerales envasadas con mayor regularidad debido al sabor ligeramente desagradable que la alternativa puede tener.

Saltando de continente, en Estados Unidos un estudio, realizado por el Natural Resources Defense Council (NRDC), examinó un total de más de mil botellas de 103 marcas diferentes de agua embotellada. Un tercio de las marcas analizadas contenían algún nivel de contaminación por lo menos en una de las muestras. Lo que vino a demostrar el NRDC es que el agua embotellada no es necesariamente más limpia ni más segura que la mayoría de las aguas que obtenemos directamente del grifo.

Defensores del agua mineral

Hay que reflexionar, en primer lugar, que si los análisis de las aguas corrientes provienen, en la mayoría de casos, de estudios financiados públicamente, en el caso de las aguas embotellas muchas veces dichas investigaciones se encuentran subvencionadas por las propias marcas comercializadoras. Por lo que antes de acceder a cualquier información al respecto, conviene consultar las fuentes.

Los críticos del agua del grifo frente a la embotellada sostienen que la primera, aunque se encuentre potabilizada, siempre contiene pequeñas cantidades de bacterias y de cloro frente a un supuesto estado de pureza original de las segundas. Lo cual, como ya hemos visto, no tiene por qué ser siempre cierto.

En definitiva, las diferencias entre ambos tipos de agua no suelen ser excesivamente marcadas salvo en casos muy extremos que se pueden dar, de la misma forma, tanto en una como en la otra. Así que la elección queda al gusto de cada una de nosotras, ya sea por el sabor, la textura o por las propiedades añadidas que pueda aportar una determinada marca de agua de botella.

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