Planes para un San Valentín diferente

Laura Sánchez, Filóloga

San Valentín es una de esas fiestas que, como las Navidades, tiene sus seguidores fieles y convencidos, pero también sus detractores; personas que desearían celebrar el amor ese día o cualquier otro pero que son incapaces de colocar corazones y pétalos de rosa por toda la casa sin que les salga un sarpullido. Es cierto que a veces nos excedemos y podríamos ganar un Oscar a los mejores efectos especiales para decir 'te quiero'. Por eso hemos buscado planes diferentes para celebrar el Día de los Enamorados sin exceso de azúcar.

Aventura y naturaleza en San Valentín

Alejarse de la ciudad y de los escaparates llenos de corazones rojos, de lazos enormes o de peluches amorosos puede ser una buena alternativa para aquellos alérgicos al lado más consumista de San Valentín. Así que podéis preparar la mochila y "echaros al monte". Si sois viajeros independientes podéis ir a la aventura, alquilar una cabaña rural para un par de días y dedicaros a caminar por los bosques respirando tranquilidad y llenando los pulmones de sosiego. Ten en cuenta, que pasar unos días en plena naturaleza alejados de todo es una de las actividades que más complicidad genera en una pareja.

Y si os gusta la naturaleza pero el sentido de la orientación no es lo vuestro, es mejor que optéis por actividades programadas por especialistas. Para los más tranquilos encontramos rutas de senderismo con guía, pero si buscáis un punto de riesgo, siempre podéis probar con practicar puenting o paracaidismo. Eso sí, tenéis que tener en cuenta la climatología, que febrero no es un mes especialmente apacible.

Como veis, hasta ahora no ha aparecido ni un solo corazón en vuestros planes de San Valentín, pero cuidado, porque hasta las posadas rurales más escondidas ofrecen cenas románticas en estas fechas con sus habitaciones decoradas y perfumadas, y sin daros cuenta podéis encontraros inmersos en una película de Jennifer Aniston.

Amor para urbanitas en San Valentín

Quedarse en la ciudad también tiene sus ventajas, porque podréis acceder más fácilmente a esos espectáculos que estabais deseando ver y que no son especialmente 'san valentineros'. Una buena opción es salir a cenar a un restaurante diferente, arriesgando vuestras convicciones culinarias mediterráneas y probando nuevas cocinas. Seguro que os divertís, aunque en este día señalado no podemos asegurar la ausencia de velas y lazos en ningún restaurante por muy etíope que sea.

Lo ideal para aquellos que quieren apartarse de las convenciones de San Valentín, es huir a mundos diferentes y, no queremos promover la ludopatía, pero pasar la noche en el casino de un hotel es una de las propuestas más interesantes. Al menos, será diferente, especialmente si no tenéis costumbre de acudir a estas salas de juego. Además, contáis con la suerte del principiante, así que puede ser una noche memorable.

Y como para cambiar de aires de no hace falta irse al campo, sino simplemente cambiar de ciudad, podéis pasar un par de días en alguna ciudad descubriendo su patrimonio y dejando que guías especializados os cuenten todos los secretos de su historia y sus gentes. ¿Qué os parece Toledo?

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