Mujeres y hombres y los celos: cuando tu pareja es celosa

Laura Sánchez, Filóloga

Celos normales, celos saludables, celos patológicos, celos enfermizos…celos al fin y al cabo que se interponen en las relaciones entre mujeres y hombres y que, por lo general, llevan a una separación de la pareja traumática y difícil de superar. Los celos no son buenos compañeros del amor, por más que algunas personas los consideren necesarios y hasta una prueba de compromiso. Él, ella y los celos.

Consecuencias de los celos

Los celos se manifiestan de diferentes maneras en mujeres y en hombres. Aunque las consecuencias son las mismas. Si tu pareja es una persona celosa, prepárate para vivir en un infierno de dudas, culpabilidad e inseguridad hasta que la respuesta a la duda de si realmente merece la pena quede definitivamente resuelta.

Un hombre celoso hace sentir a su pareja culpable por todo aquello que haga sin él. El chantaje emocional es frecuente para evitar que su pareja acuda a la cena de empresa sin él, para quitarle las ganas de pasar la tarde con sus amigas o para arruinarle el fin de semana rural con los antiguos compañeros de universidad. En los peores casos, los celos en los hombres se manifiestan en forma de agresividad y maltrato psicológico.

Por su parte, una mujer celosa actúa sin violencia aunque el chantaje emocional es el mismo. Además, su novio empieza a sentirse asfixiado de esas miradas reprobadoras, de las indirectas sobre sus intenciones o de las evidentes violaciones de su privacidad en las redes sociales, en el correo electrónico, en el teléfono móvil o hasta en los bolsillos de la chaqueta. En ambos casos, tanto en hombres como en mujeres los celos producen un desgaste de la relación imposible de reparar.

Origen de los celos

Nos preocupa el asunto de los celos en la pareja porque en sus motivaciones encontramos todos esos enemigos no solo de la pareja sino del individuo. Los celos enfermizos pueden llegar a poner en peligro la integridad de la otra persona, por eso nos gustaría dejar bien claro que en ningún caso los celos son una prueba de amor. Si sospechas de la fidelidad de la pareja, no es necesario que indagues más, porque si a estas alturas dudas y no te fías de tu pareja, es que la base de la relación no es la más estable.

El origen de los celos lo encontramos en la inseguridad. La reflexión que nos hacemos es qué sentido tiene mantener a nuestro lado a una persona por obligación, a fuerza de chantaje emocional. Si tu pareja no tiene suficiente contigo, no merece la pena continuar. Y con este planteamiento, los celos realmente pierden su función. Una cosa es que tengas temor a que tu pareja deje de amarte y otra cosa es vivir en un estado de sospecha continua.

De esa inseguridad que genera los celos, es frecuente llegar a pensar que tu pareja te pertenece. El sentimiento de posesión hace imposible que una relación funcione, al menos en términos saludables, porque si una pareja se mantiene a pesar de los celos enfermizos no es por amor, es por dependencia.

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