Apnea del sueño: cómo evitar el insomnio producido por ronquidos

Laura Sánchez, Filóloga

Entre los trastornos del sueño encontramos uno que es muy difícil de diagnosticar porque a menudo se confunde con los ronquidos. Se trata del síndrome de la apnea del sueño, cuyas consecuencias son tanto físicas como emocionales. Este tipo de insomnio requiere un tratamiento médico cuanto antes, pero primero hay que aprender a diferenciarlo de los clásicos ronquidos.

Qué es la apnea del sueño

La apnea del sueño consiste en un ronquido intenso al que le sigue una breve parada de respiración. Tras ese momento de ausencia de respiración, la persona que padece apnea del sueño se despierta agitada y puede tardar un tiempo en recuperar el sueño. Las consecuencias de este trastorno del sueño son obvias, porque al día siguiente aparece la somnolencia diurna, el agotamiento y la falta de concentración.

Se trata de un problema bastante frecuente que afecta directamente a la calidad del sueño. Las personas con apnea del sueño duermen mal y no descansan. Y quienes están a su lado también pueden sufrir problemas de insomnio. Si en principio se asocia la apnea del sueño a las personas con obesidad o incluso a las fumadoras, los estudios revelan un fuerte componente genético en esta enfermedad que necesita un tratamiento médico.

Muchas veces no se le da la importancia debida a la apnea del sueño porque se confunde con roncar. Efectivamente, las personas que padecen este trastorno del sueño roncan pero ese ronquido es interrumpido por breves paradas respiratorias que son las que terminan despertándoles durante el sueño. La imposibilidad de conseguir un sueño reparador puede tener consecuencias graves durante el día, además de influir negativamente en el estado de ánimo.

Cómo evitar la apnea del sueño

Nos encontramos ante un problema médico que necesita ser tratado por un especialista del sueño. Pero también debemos tener en cuenta algunos factores agravantes que pueden desencadenar este problema, como el peso excesivo, desviación del tabique nasal, pólipos, la forma de la mandíbula o problemas de tiroides. También parece que algunos medicamentos, como los ansiolíticos, pueden favorecer la aparición de la apnea del sueño.

Algunas conductas o malos hábitos pueden incrementar el riesgo de la apnea del sueño, por lo que se recomienda llevar una dieta equilibrada, practicar algo de ejercicio físico y evitar el alcohol. Además es muy importante conseguir un ciclo de sueño regular que se consigue con una buen higiene del sueño. Y, en todo caso, hay que evitar dormir boca arriba.

Para la apnea del sueño no son efectivos los tratamientos contra los ronquidos, ya que el origen de esos ronquidos se sitúan en un lugar diferente. Mientras que el ronquido común tiene su origen en las fosas nasales, el ronquido de la apnea del sueño surge de la faringe. Así que es necesario consultar a un profesional.

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