Nos vamos a divorciar, ¿quién tiene derecho a quedarse con la mascota?

Qué hacer con los perros y gatos en caso de separación matrimonial

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. Las mascotas según la ley
  2. Qué hacer con las mascotas si os vais a divorciar
  3. Los hijos, las mascotas y el divorcio
  4. La guerra por las mascotas en el divorcio

La relación de pareja está rota y el divorcio planea en la cabeza de ambos. Hay que empezar a pensar cómo hacerlo. ¿Se puede recurrir a una fórmula amistosa? No siempre es posible, no nos vamos a engañar. Y entonces una de las primeras preguntas que se nos ocurren cuando nos vamos a divorciar tiene relación con las mascotas del hogar. ¿Quién se queda con el perro? ¿Quién se queda con el gato? En definitiva, ¿quién tiene derecho a quedarse con la mascota? Te contamos qué ocurre con las mascotas en un divorcio.

Las mascotas según la ley

Perros y gatos son las mascotas más habituales, y cada vez más hogares cuentan con un miembro más de familia. Porque son uno más, ¿verdad? Nos volcamos en dar todo nuestro cariño, atención y cuidados a un animal y cuando lo adquirimos no se nos pasa por la cabeza qué ocurrirá con ese perro en caso de que el matrimonio se rompa.

Para nosotros los perros o los gatos son uno más. Sin embargo, para la ley actual son bienes muebles. Sí, tu perro o tu gato formaría parte de esa lista que se hace para repartirse las cosas en un divorcio. Los discos de vinilo, la colección de películas, los álbumes de fotos, los libros, la casa de la playa, el coche... Ahí entra el perro. Y el gato también.

Hay propuestas para que la ley se modifique y las mascotas dejen de ser bienes muebles para pasar a ser "seres sintientes" pero de momento no hay nada resuelto en este sentido. Así que si os vais a divorciar, tenéis varias posibilidades.

Quién tiene derecho a quedarse con el perro o el gato en un divorcio

Qué hacer con las mascotas si os vais a divorciar

Si te estás preguntando qué va a pasar con el perro o gato tras el divorcio hay dos opciones:

+ La propiedad compartida

Viene a ser lo mismo que la custodia compartida de los hijos. Puede establecerse una custodia compartida o una única custodia con un régimen de visitas, o periodos en los que la mascota se vaya a pasar unos día con el otro cónyuge.

+ La propiedad única

La mascota pasa a ser propiedad de uno de los dos. Y aquí hay varios escenarios. Si el perro era tuyo antes de casarte, no hay ningún problema. Y si la mascota llegó a vuestro hogar durante el matrimonio y tenéis régimen de separación de bienes, la custodia se puede resolver fácilmente siempre y cuando se pueda demostrar quién compró o adoptó a la mascota. ¿A nombre de quién está?

Los hijos, las mascotas y el divorcio

Cuando el matrimonio tiene hijos, la situación de la mascota también cambia. En algunos casos se puede determinar para las mascotas el mismo acuerdo que para los hijos debido al fuerte vínculo que se establece entre los animales y los niños. No conviene separar a los niños de su perro porque la relación de los adultos no funcione.

En los procesos de divorcio siempre se mira por el bien de los menores y si los niños están muy apegados a las mascotas, no hay separación posible. Si es custodia compartida o régimen de visitas, allá donde vayan los niños, irán las mascotas.

Aunque hay un problema en este aspecto si vuestra mascota es un gato. Con los perros no ocurre lo mismo, pero los gatos son animales territoriales y muy celosos de su entorno. Un cambio de domicilio les puede ocasionar un gran estrés y es posible que se nieguen a moverse del sitio.

La guerra por las mascotas en el divorcio

En esta situación la ley ya no puede hacer nada y hay que apelar al sentido común de la pareja o expareja. Un sentido común que a veces desaparece durante el proceso de divorcio. Así que déjanos insistir. Somos conscientes de que no siempre se puede hacer un divorcio amistoso pero, ¿qué me dices de hacerlo lo más civilizado posible?

Factores a tener en cuenta a la hora de quedarse con el perro o el gato pueden ser el tipo de vivienda de cada uno, los horarios de trabajo, con quién está más apegado el animal o quién está más dispuesto a cuidarle y responsabilizarse de él. Si tu exmarido nunca sacó al perro a pasear, no tiene mucho sentido que ahora se lo quede él, ¿no?

O si tú te has propuesto empezar una nueva vida tras el divorcio llena de viajes y aventuras, sin parar en casa. O estás pensando en mudarte al extranjero, por ejemplo, tal vez no sea buena idea quedarte tú con la mascota. La clave está en pensar no en vosotros, sino en vuestras mascotas, en su bienestar. Y ser capaz de ser tan generosos con ellas como ellas lo han sido todo este tiempo con vosotros en pareja.

¿Seréis capaces de olvidaros de guerras de egos y de posesiones? En los procesos de divorcio no siempre se juega limpio y es cierto que muchas veces hay odio de por medio, pero no hay que olvidar que estamos hablando de mascotas. Porque igual que los niños no son propiedades, las mascotas tampoco (aunque la ley así lo diga). Y porque no se puede utilizar a tu mascota como arma arrojadiza para hacer o devolver el daño a tu pareja. Tu perro no lo haría nunca, tu gato no lo haría nunca. No lo hagáis vosotros.

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