Trabajos perjudiciales para la espalda y posturas recomendadas

Marta Valle

Realizar una distinción sobre qué tipo de trabajo perjudica más la espalda resulta harto complicado, pues al ser una zona corporal que sustenta una gran parte de nuestro peso no sólo es sensible de por sí, sino que también resulta susceptible de sufrir diferentes tipos de dolencias según la profesión que ejerzamos. En este punto, es posible apuntar que existen tres tipos de trabajos en tanto en cuánto pueden afectar a la salud de la espalda, los que ejercemos sentados, los que realizamos de pie y, por último, aquellos en los cuáles tenemos que manipular cargas y, por lo tanto, levantar objetos pesados.

Recomendaciones posturales según el tipo de trabajo

El transporte y la manipulación de cargas suponen un problema concreto que puede dar lugar a la generación de dolencias en la espalda. Por ello, este tipo de trabajos deben evitarse en la medida de lo posible utilizando equipos mecánicos para su desarrollo. Si no se dispone de equipamiento de este tipo, existen técnicas adecuadas a través de las cuáles se puede planificar la labor: disponer los pies de modo que se forme una base sobre la cual sustentar el equilibrio del cuerpo, doblar las rodillas, acercar lo máximo posible el objeto al centro del cuerpo, levantar el peso progresivamente y, especialmente, procurar no girar el tronco en el transcurso del levantamiento de la carga.

Por su parte, la posición de pie es habitual en trabajos en la industria, en peluquerías, en cocinas o en limpieza. Implica una sobrecarga extraordinaria sobre los músculos de las piernas, los hombros y también la espalda. Lo recomendable en estos casos, dado que es muy propicia la aparición de lumbalgias, es alternar la posición de pie con la de sentado. La segunda recomendación importante radica en el hecho de que el puesto de trabajo ha de ser lo suficientemente amplio para que permita el cambio de la postura en los pies, de modo que se pueda permutar la carga de uno al otro.

Por último, trabajar sentado, por motivos obvios, resulta lo más cómodo, aunque no por ello está exento de promover patologías en la espalda. Es habitual en ámbitos como los trabajos administrativos, zapateros, conductores, estudiantes o joyeros. Hay que tener en cuenta para un desarrollo correcto y sano las características tanto de la silla como las de la mesa. Debemos tener la espalda apoyada en el respaldo de la silla, mantener el tronco erguido, colocar tanto las rodillas como los codos en un ángulo de noventa grados, y los pies totalmente apoyados en el suelo o en un reposapiés inclinado.

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