Qué es la lumbalgia inflamatoria y causas que la originan

Marta Valle

Lumbalgia inflamatoria

En la mayoría de casos, los factores que desencadenan el desarrollo de una dolencia lumbar suelen tener una causa sin importancia, fruto de alguna circunstancia propia de nuestra rutina diaria. Son las llamadas lumbalgias mecánicas, originadas por algún tipo de esfuerzo anormal y que mejoran por sí solas con el mero reposo. Sin embargo, existe otra tipología de enfermedades reumáticas que son capaces de generar dolor en la zona lumbar pero con características definitorias claramente distintas y que se corresponden con las llamadas lumbalgias inflamatorias. Resultan patologías más serias que necesitan de un diagnóstico precoz con el fin de evitar posibles secuelas como limitaciones en el movimiento o dolor crónico.

Causas de la aparición de la lumbalgia inflamatoria

La generación de una lumbalgia de tipo inflamatorio tiene que ver con el desarrollo de patologías con carácter autoinmune y que dispongan de un componente eminentemente genético, al existir antecedentes de similar categoría en la propia familia. Quedan, de este modo, incluidas patologías como las manifestaciones reumáticas secundarias de la enfermedad de Crohm, la colitis ulcerosa, la espondilitis anquilosante o la artropatía psoriásica. Hay que tener en cuenta, dado el carácter complejo de estas anomalías, que si el dolor lumbar no mejora con el tratamiento médico y tenemos una edad inferior a los 40 años, habremos de consultar con premura al reumatólogo.

El cuadro inflamatorio relacionado con la zona lumbar más conocido es el de la espondilitis anquilosante. Patología que genera un dolor difuso a lo largo de toda la columna vertebral que termina germinando en un predominio de las molestias en el sacro y en las lumbares llegando a provocar síntomas como rigidez, pérdida de movilidad, fiebres con carácter leve y sensación continua de cansancio.

Los medicamentos analgésicos, antiinflamatorios, al igual que los relajantes musculares mejoran la gran mayoría de las lumbalgias, siempre y cuando este tratamiento esté acompañado del necesario reposo durante la fase aguda de la anomalía. También existen otros tratamientos, a través de fármacos como los antidepresivos y los antiepilépticos, que ayudan a mejorar los síntomas que acompañan a las lumbalgias inflamatorias. Son fundamentales, además, todos aquellos ejercicios físicos que potencien la musculatura y mejoren la movilidad de la zona lumbar. 

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