El flujo vaginal blanco y la ovulación

¿Qué significa el color del flujo?

María José Roldán Prieto, Redactora de contenidos
En este artículo
  1. El flujo blanco y el momento de ovulación

Existen momentos que pueden indicar que estás ovulando a lo largo del mes, es decir el momento en el que puede haber más probabilidades de poder quedar embarazada. Una pareja sana que no usa ningún método de protección tienen alrededor de un 20% de probabilidades de que la mujer quede embarazada, y es que sólo hay una oportunidad de embarazo en cada mes –entre 12 y 24 horas- durante el cual el óvulo es viable y está preparado la ser fecundado. Pero, ¿cómo saber que estás ovulando? ¿El flujo blanco es un indicador?

El flujo blanco y el momento de ovulación

Una manera de detectar la ovulación es ver las secreciones vaginales –también llamado moco cervical- comprobando regularmente cómo es y cuál es su textura. Normalmente cuando la mujer produce menor secreción vaginal después de su ciclo menstrual. La cantidad y la consistencia de las secreciones vaginales suelen seguir el mismo patrón en la mayoría de mujeres en el momento de la ovulación.

- Después del ciclo menstrual puedes notar un flujo más pegajoso.

- Justo antes de la ovulación, la mayoría de mujeres suelen detectar un aumento de las secreciones vaginales y se parece a la textura de una clara de huevo cruda, es decir, son cómo resbaladizas.

- Después el cuerpo produce una mayor cantidad de este tipo de flujo vaginal y éste es el día de la ovulación por lo que será más fácil quedar embarazada si se tienen relaciones sexuales sin protección.

- Justo después del día de la ovulación, el flujo vaginal se vuelve más pesado y hay menos secreciones.

Pero además de esto, es necesario tener en cuenta que pueden existir otros factores que pueden afectar a la cantidad y a la consistencia de las secreciones vaginales como por ejemplo: las infecciones vaginales o enfermedades de transmisión sexual, la excitación sexual o el uso de lubricantes para mejorar la penetración durante las relaciones. Aunque la lactancia, el amantamiento, la perimenopausia y la cirugía de cuello de útero también podrían alterarlo.

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