Normas de convivencia familiar para adultos y niños: la paz en casa
Cómo conseguir un entorno familiar placentero en el hogar
- Por qué es tan importante la convivencia familiar
- Normas para una convivencia feliz con la familia
- Que reine la paz en casa: un asunto de todos
La familia es el grupo social más importante y a raíz de él nos vamos desarrollando como personas. Las relaciones familiares marcan en buena parte nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y con el mundo, así que no estaría mal esforzarnos un poco más por construir una convivencia saludable. Que reine la paz en casa es tarea de todos, así que estamos proponiendo algunas normas de convivencia familiar para adultos y niños.
Por qué es tan importante la convivencia familiar
Lo vemos ya en las relaciones de pareja, cómo dos personas que se aman con locura y que en principio quieren pasar el resto de su vida juntos de pronto descubren en la convivencia que no están hechos el uno para el otro o que el esfuerzo de entenderse no merece la pena. Entenderse, comprenderse, tolerarse y especialmente respetarse parecen tareas titánicas entre las cuatro paredes de una casa.
Y la dificultad aumenta a medida que aumentan los miembros de la familia. Un hijo, dos hijos y ya tenemos la unidad familiar de película. Con la presencia ineludible y agradecida por todas las partes de los abuelos. ¿Demasiadas personas para que lleguen a entenderse? No sería tan difícil si todos respetáramos las particularidades de los demás. Porque aquí llega el problema: somos una familia, sí, pero no somos todos iguales. Somos una unidad, pero esa unidad está formada por diferentes miembros con unas necesidades distintas.
En cualquier caso, una buena convivencia familiar se hace necesaria para todos. Pero nos fijamos especialmente en los niños, cuyo desarrollo posterior quedará marcado por las vivencias de su infancia. Un niño que crece en un entorno de respeto, cuidados e igualdad, tendrá muchas más opciones en la vida y más posibilidades de convertirse en un adulto sano y feliz.
Cuando hablamos de la importancia de la convivencia en familia no solo estamos alertando del evidente peligro de vivir y crecer en un ambiente tóxico, con discusiones continuas, peleas, faltas de respeto, ausencias o disciplina sin sentido. No tenemos que llegar al extremo de la familia tóxica. Cualquier familia puede mejorar su convivencia, crear lazos más saludables entre sus miembros y garantizar así una buena salud física y mental. ¿No merece la pena intentarlo? Si vamos a compartir espacio, ¿no serán el entendimiento y el respeto los principales objetivos?
Normas para una convivencia feliz con la familia
¿Sabes en qué consiste una convivencia feliz o una buena convivencia en casa? Es aquella convivencia en la que niños y adultos cumplen las normas, negocian, se valoran los unos a los otros, se cuidan los unos a los otros y se respetan los unos a los otros. ¿Dejamos por escrito alguna de las normas de convivencia en familia más importantes?
+ Escuchar a los niños
Los niños tienen su propia opinión, son personas independientes, tienen su propia personalidad y no son propiedad de los padres. Ellos también tienen mucho que decir y su opinión es tan valiosa como la de los adultos. Unos niños que crecen en un hogar donde se les valora y se les tiene en cuenta, serán unos adultos con una buena autoestima.
+ Se predica con el ejemplo
De nada sirve que los niños reciban unas instrucciones precisas si los padres no las cumplen. Las normas son para todos. Si solo se permite una hora de televisión, es una norma para todos, no solo para los niños. Si los niños no pueden decir palabras malsonantes, los padres tampoco.
+ Explicar los motivos
Por diferencias de edad, habrá normas que solo sean para los niños. En este caso hay que explicar siempre los motivos, en lugar de ejercer el tiránico: "porque lo digo yo". Los niños se merecen una explicación de por qué pueden o no pueden hacer determinadas cosas.
+ Colaboración familiar
Toda la familia debe colaborar en la medida de lo posible en las tareas domésticas y en la organización del hogar. Las responsabilidades de los más pequeños irán creciendo conforme se hagan mayores, pero es conveniente que desde el principio se den cuenta que la casa es cosa de todos.
+ El respeto es para todos
Antes se pensaba que a los padres (y especialmente a los padres, que no a las madres) había que respetarlos porque sí, por su propia condición de padres. No es cierto. El respeto solo funciona si se practica en todas las direcciones. Así que en la convivencia familiar no caben los desprecios, las humillaciones, los cállate o los tú qué sabrás. Los niños son esponjas que absorben cualquier comportamiento, así que será mejor educarles en el respeto si quieres que te respeten y que respeten a los demás.
+ Hablar en familia
La comunicación es uno de los aspectos más importantes en una convivencia. Hablar con respeto, hablar y escuchar, hablar y dejar hablar. Todas las opiniones importan en una familia, todos los malentendidos pueden ser resueltos sin tanto grito y sin golpes en la mesa.
+ Compartir en familia
Aprender a compartir no es tarea únicamente de los pequeños de la casa, los adultos también tenemos mucho que aprender en este sentido. Por compartir se puede compartir comida, ropa, juguetes y otras cosas materiales, pero lo que más necesita una familia es compartir tiempo de calidad.
+ Respetar el espacio propio
Es cierto que la familia es una unidad, pero cada integrante de esa unidad tiene unas ideas propias, unos gustos propios y unas necesidades propias. Por eso es tan importante respetar el espacio de los demás, espacio físico y espacio mental.
+ Cuidar los unos de los otros
Los adultos cuidamos de los niños, pero nosotros también necesitamos que nos cuiden. ¿Y si aprendemos a cuidarnos entre todos? Para eso somos una familia, para atender a las necesidades de todos, para hacernos sentir bien, para darnos felicidad entre todos y, sobre todo, para darnos amor.
Que reine la paz en casa: un asunto de todos
Una buena convivencia familia se basa en tres pilares: el respeto, la igualdad y los cuidados. Los tres pasan por tener una buena comunicación y por la necesidad de que todos los miembros de la familia se responsabilicen de hacer su parte en esta convivencia.
Insistimos en que las normas y los límites no son solo para los niños, también para los adultos. Y en que las responsabilidades no son solo para los adultos, también para los niños. Que todos nos impliquemos en esta convivencia es la única forma de lograr un hogar seguro para nosotros y para nuestros niños. Y, ¿sabes por qué los niños necesitan crecer en un hogar sano?
+ Porque se sentirán protegidos y que forman parte de algo más grande que la propia individualidad. No se sentirán solos.
+ Porque tendrán una base sólida para crecer con una buena autoestima. Serán conscientes de lo que valen y de sus capacidades. Y estarán seguros de que tendrán a personas que nunca les van a dejar caer.
+ Porque la calidad de vida, tanto de niños como de adultos, mejora considerablemente cuando en casa hay relaciones saludables.
+ Porque hay menos riesgo de sufrir los desastres de la inseguridad cuando son conscientes de que tienen una familia que les apoya.
+ Porque una buena convivencia familiar en la infancia les prepara como adultos responsables, capaces de amar, de compartir y de establecer relaciones sanas con los demás.
Por todo esto, por la felicidad, por la paz y por la tranquilidad, merece la pena hacer un esfuerzo entre todos, grandes y pequeños. Para dar sentido a lo que es una familia de verdad.
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