Mantener el equilibrio psicológico en casa

Laura Sánchez, Filóloga

A lo largo del día son muchos los momentos de tensión, en el trabajo, con los amigos, con tu pareja o con los niños, que sumados a las inquietudes propias de la vida pueden descontrolar todo tu equilibrio emocional y convertirte en una persona nerviosa, irritable y estresada. Para contrarrestar toda esta carga de ansiedad, tu casa debería ser el remanso de paz que necesitas y el lugar donde poder recomponer tu equilibrio psicológico después de un día duro. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, tu hogar es lo más parecido a un campo de batalla.

Empieza contigo misma

Tanto si vives con tu pareja, como si aún estás en casa de tus padres, o tienes tus propios hijos, es importante que consigas unos minutos al día de sosiego y tranquilidad para dedicarte a ti misma, a reflexionar sobre tus éxitos del día y, por qué no, sobre tus errores. Obsérvalo desde una cierta distancia, como una espectadora de tu propia vida para que puedas ser más objetiva.

En esos minutos a solas contigo misma, valora cuáles son aquellas cosas que te han hecho sentir bien a lo largo del día y cuáles te han supuesto pensamientos negativos, de tristeza, de fracaso, de decepción o de malestar. Piensa en la manera de transformar toda esa negatividad en algo positivo, como por ejemplo, en cómo hacerlo mejor la próxima vez o en no dejarte influir por los comentarios de los demás.

En la medida de lo posible, procura encontrar en tu casa todas aquellas cosas que te hacen feliz y puedas sentirte como en un refugio alejado del mundo. Y ya que es tu refugio, tú eres la responsable de crear un ambiente relajado y con buena energía que te permita trabajar en tu equilibrio emocional. Ya sea dándote un baño, tumbada en el sofá o haciendo lo que más te motiva, como pintar, tocar la guitarra o hacer punto, permítete a ti misma seguir desarrollando tu interior y tu felicidad a pesar de las prisas cotidianas.

Tregua familiar

Pero sabemos que la mayoría de los días cuando llegamos a casa nos encontramos con un panorama capaz de crispar los nervios a cualquiera. Tu madre que no deja de hablar preguntándote cómo te ha ido el día cuando lo único que quieres es desaparecer lo antes posible bajo un baño de espuma, mientras tu padre te recuerda con acritud el último incidente con su coche.

Si tienes niños, la cosa puede ser guerra abierta por las tareas del cole, los baños, el desorden y los gritos continuados. Y aunque vivas sólo con tu pareja, no tienes garantizada la tranquilidad del hogar, porque cualquier tensión puede acabar en una discusión y dando portazos. Sea cual sea la situación, haz ver la necesidad que todos tenéis de convivir en un ambiente más relajado y propón una tregua familiar.

Haz alguna propuesta a tu familia para que todos podáis disfrutar de un momento de tranquilidad propio y que se respete entre todos. Ten en cuenta, que cuanto más tranquila te muestres, más tranquilidad inspirarás en los demás, así que poco a poco, y en un tono sonriente, amistoso y sosegado conseguirás convencer a toda tu familia de participar en esos momentos propios en los que nadie moleste a nadie.

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