Comer por ansiedad: cómo gestionar y controlar tus emociones

El estrés, el aburrimiento o la melancolía nos empujan a la comida

Olivia Blanc, Periodista
En este artículo
  1. ¿Por qué las emociones negativas nos impulsan a arrojarnos sobre la comida?

Comer por ansiedad: cómo gestionar y controlar tus emociones

A todos nos puede ocurrir que nos refugiamos en la comida para consolarnos por algo que no salió como se esperaba. La ansiedad, el estrés, el aburrimiento, la melancolía o los nervios nos llevan a a arrojarnos a la comida. Pero, ¿realmente tenemos hambre? En la mayoría de los casos no. 

Comer por ansiedad es un impulso que comienza en la cabeza y no en el estómago, debido a mecanismos psíquicos que no llevan a comer de forma automática, compulsiva y nunca sana. Si te incitara a lanzarte sobre zanahorias o hinojo, podrías estar seguro de que nadie se quejaría: el problema es que los alimentos que te reconfortan son casi siempre poco saludables y muy calóricos.

¿Por qué las emociones negativas nos impulsan a arrojarnos sobre la comida?

Según explican los psicólogos de la aplicación Manzanaroja tu dieta personalizada: las decepciones o la ira desencadenan en nosotros una autocrítica "subyacente" que nos debilita, nos hace sentir inseguros y nos lleva a comer por ansiedad como única tabla de salvación. Comer se vuelve la única forma de obtener una recompensa o un consuelo.

La ecuación comida = amor siempre ha sido válida, porque el amor materno pasa a través de la alimentación fisiológica. De aquí, que si tenemos dificultades, la comida se convierte en un alimento del alma y se intercambia por una fuente de amor y gratificación.

Luego están las "adicciones", que causan alteraciones en el comportamiento, transformando un hábito normal, como comer, en una búsqueda imparable de placer, lo que nos hace perder el control por completo. ¿Cuándo corremos el mayor riesgo de tener ansias de comer?

Suponiendo que la ansiedad por comer es un comportamiento que se deriva de mecanismos psicológicos y se desencadena sobre todo por una dificultad para controlar las emociones negativas, veamos cuáles pueden ser los momentos que te ponen en mayor riesgo de comer por ansiedad. 

Comer por ansiedad en la oficina

El trabajo es una actividad que a menudo causa emociones negativas, como estrés, aburrimiento, nerviosismo y frustración. Es muy fácil tener una discusión con un colega o recibir una reprimenda de un superior o simplemente sentirse deprimido porque la tarea que te asignaron no te gusta o te aburre. Por lo que, para distraerte o consolarte, sientes la necesidad irrefrenable de comer y así te conviertes en víctima de la máquina del café y de los sandwiches. ¿Cómo saciar tus antojos de comida en la oficina?

Hay varios trucos que puedes usar para combatir el hambre nerviosa en el trabajo:

+  La primera defensa consiste en tener siempre contigo alimentos saludables y bajos en calorías, como una fruta, un yogurt, verduras crudas o una pequeña cantidad de frutos secos. De este modo, cuando te asalten las ansias de comer, puedes aplacarlas con algo saludable, evitando caer en trampas altas en calorías.

+ Asegúrate de tomar un verdadero descanso en el momento de la comida, separándote del escritorio y saliendo de la oficina, por lo menos durante 10/15 minutos,

+ Toma una comida que sea suficientemente nutritiva y satisfactoria y lleva siempre contigo agua.

Comer por ansiedad el fin de semana

Se acerca el viernes por la noche y ya comienzas a imaginarte el merecido premio: una noche relajante en casa, en compañía de una buena película y algo de comida sabrosa.

Estás cansado, la semana ha sido pesada, no tienes planes y no quieres hacer nada: pedir una pizza parece una solución ideal. Si todo terminara con la pizza del viernes por la noche, no sería una tragedia tan grande. El problema es que a menudo este tipo de mecanismo de "reconocimiento" te lleva a vivir un fin de semana sin reglas. "Pero es viernes por la noche..." Y luego: "Pero es sábado... pero es domingo...". Terminas encontrándote, desesperado y atormentado por la culpa, para enfrentar el equilibrio el lunes por la mañana. ¿Cómo saciar tu deseo de recompensarte con comida durante el fin de semana?

+ Lo primero que debes hacer es mantener una dieta variada y equilibrada todos los días de la semana, porque de este modo, tu mente no sentirá la necesidad de pedirte un premio durante el fin de semana.

+ Trata de encontrar mecanismos de gratificación fuera de la comida: leer un buen libro, un paseo al aire libre, un agradable masaje o cualquier cosa que te haga sentir mimado y recompensado por las fatigas de la semana.

+ Intenta escucharte y entender qué te lleva a lanzarte a la comida. Quizás una de las razones es que te sientes solo y luego comes para compensar: aprende a llenar tu necesidad de compañía y calidez llamando a un amigo y organizando actividades sociales.

Comer por ansiedad durante la noche

Comer demasiado las horas previas a irnos a la cama es un problema muy común en estos tiempos. Este mal hábito podría ser motivado por un comportamiento alimenticio excesivamente estricto durante el día o por un aumento de las emociones negativas en las horas de la noche: es más fácil sentirse solos, tristes o aburridos cuando estamos en casa en una situación relajada, sin las actividades cotidianas para distraernos. ¿Cómo calmar el hambre nerviosa durante la noche?

+ Es importante llevar una dieta balanceada durante el día con cinco comidas: desayuno, media mañana, comida merienda y cena. De esta manera llegarás al último momento del día con el estómago lleno. 

+ También es muy importante reducir las tentaciones. Evita tener en casa alimentos como las gominales, los snacks o bebidas con azúcares.

+ Aprende a equilibrar placeres y deberes. Después de un largo día de trabajo, intenta organizar actividades agradables, como un cine o una velada con amigos; de esta manera tus niveles de ansiedad se reducirán y eso hará que no quieras comer tanto para calmar los nervios. 

Estas sencillas indicaciones podrían serte de gran ayuda para controlar los ataques de ansiedad por la comida, pero es importante enfatizar que son válidas cuando las emociones negativas que te impulsan a comer se deben a situaciones temporales. Si este tipo de comportamiento es muy frecuente y persistente, es importante que consultes a un médico o un psicólogo para evaluar con los especialistas si los ataques de hambre llevan implícito un trastorno alimenticio real. 

 

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