Qué es la ansiedad: conoce sus riesgos y saca partido de sus ventajas

Laura Sánchez, Filóloga

Tu jefe te propone un nuevo proyecto, un proyecto muy interesante que además de darle más sentido a tu jornada laboral puede beneficiarte mucho en tu carrera profesional. Durante unos días estás nerviosa, apenas duermes pensando en cómo hacer que salga bien, incluso te olvidas de comer. Sin embargo, no te sientes cansada, sino con una energía enorme que te da fuerzas para conseguir lo que quieres.

Tienes un montón de facturas sin pagar, el trabajo de tu marido pende de un hilo y en el tuyo te exigen horas extra. Para colmo te has peleado con parte de tu familia y la relación con tus hijos se te ha escapado de las manos hasta rozar el surrealismo. Hace días que no duermes, estás agotada, no rindes ni tienes ganas de nada. La vida te supera.

Estamos ante dos situaciones anímicas totalmente opuestas, pero ambas vienen generadas por el mismo motivo: la ansiedad. Esa ansiedad que tanto ha dado que hablar y seguirá dando por colocarse, junto con el estrés y la depresión, como uno de los grandes males de la sociedad actual. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con la depresión, la ansiedad tiene un doble vertiente donde encontramos también algunas ventajas.

La cara positiva de la ansiedad

Con el diccionario en la mano, ansiedad es un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. La ansiedad es en realidad una respuesta de nuestro organismo para protegernos de cualquier peligro. Algunas circunstancias requieren un estado de alerta, en el que el corazón se acelera, la función cognitiva se amplía al máximo, los músculos se tensan y así podemos responder rápidamente a cualquier situación.

Esto se explica mejor si tomamos la ansiedad como un mecanismo adaptativo y de supervivencia. Remontándonos a los primeros pobladores, a aquellos cazadores recolectores que tenían que sortear toda clase de peligros imprevisibles para poder sobrevivir, vemos cómo estamos ante una ansiedad totalmente positiva además de necesaria.

Y es que la ansiedad nos mantiene alerta, con energía, nos impulsa hacia adelante y nos mantiene a salvo. Ese aspecto revitalizador de la ansiedad se aprecia especialmente con esa ansiedad del amor, de los primeros días del enamoramiento en el que hasta nuestro cuerpo responde de una forma diferente a cualquier estímulo. Ahora bien, si la ansiedad presenta todas estas ventajas, ¿dónde radica su riesgo?

La cruz de la ansiedad

La ansiedad se convierte en un problema cuando aparece sin una necesidad o cuando deja de cumplir su función resolutiva. Ese periodo de euforia que genera la ansiedad lógicamente es temporal, porque de otra manera nuestro organismo no lo soportaría. Por eso, si la ansiedad persiste, se convierte en algo totalmente diferente a su función original. Así es cuando empezamos a sentirnos cansadas, desmotivadas, sin ganas de hacer nada, nerviosas, angustiadas...

Los síntomas de la ansiedad son tan parecidos a los síntomas de la depresión que muchas veces ambas dolencias se confunden. Sin embargo, los trastornos de ansiedad tienen la particularidad de estar muy relacionados con el nerviosismo, el miedo y hasta el pánico. Es cuando la ansiedad se convierte en un trastorno, en toda la extensión de la palabra, cuando necesitamos buscar un tratamiento que nos ayude a manejarla.

Porque aunque muchas veces queremos alejar para siempre la ansiedad de nuestras vidas, lo cierto es que no nos conviene. Necesitamos la ansiedad, pero también necesitamos aprender a manejarla para que no acabe destruyendo nuestro equilibrio emocional. Y con este objetivo de aprender a manejar la ansiedad surge esta sección en Diario Femenino. Vamos a dominar la ansiedad.

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