Complejo de uñas mordidas: ¿salud o estética?

Laura Sánchez, Filóloga

Muchos de los complejos físicos que tenemos son una cuestión estética. Sin embargo, muchos otros se mezclan con un problema de salud. Es el caso del complejo de uñas mordidas, que nos lleva más que a un complejo estético a un trastorno emocional. Descubre en nuestro diccionario de complejos cómo superar el complejo de uñas mordidas.

La onicofagia y el complejo de uñas mordidas

La onicofagia o el hábito de morderse las uñas comienza en la infancia y es frecuente que no pase de ahí. Las personas que llevan la onicofagia a la edad adulta es porque tienen problemas de ansiedad, de estrés o algún otro trastorno emocional. Por lo tanto, no estamos hablando de un complejo físico sin más, sino que debemos frenar este hábito provocado por un problema nervioso.

Unas uñas mordidas son motivo de complejo, ya que resultan antiestéticas. Hay personas que se avergüenzan de sus uñas mordidas y deformadas hasta el punto de que llega a afectarles en sus relaciones sociales. En ocasiones, junto con este complejo de uñas mordidas también aparece un complejo de inferioridad por la inseguridad de unas manos poco atractivas.

No se puede superar el complejo de uñas mordidas si no se supera primero la onicofagia, es decir, hay que parar de morderse las uñas para poder superarlo. En cambio, sí se puede dejar a un lado la vergüenza que nos producen las manos afeadas por unas uñas mordidas durante todo el proceso que dure la recuperación de las uñas. Porque de una cosa estamos seguras, si nos proponemos dejar de mordernos las uñas, lo vamos a conseguir.

Superar el complejo de uñas mordidas; superar la onicofagia

En los casos más graves, puede que sea necesaria terapia psicológica para superar el complejo de uñas mordidas y la onicofagia. Pero la mayoría de las veces basta con poner mucho esfuerzo en dejar un hábito de muchos años. Se trata de hacerle olvidar a nuestro cerebro ese gesto de llevar la mano a la boca y empezar a morder las uñas. Es un proceso largo y gradual, pero se puede conseguir.

Los expertos aconsejan abandonar el hábito de comerse las uñas de forma progresiva, en un intento de reeducar al cerebro para que no dé la orden de llevarse la mano a la boca. En primer lugar hay que apuntar todas aquellas situaciones que nos hacen mordernos las uñas con más ansiedad. Y luego debemos proponernos una hora diaria en la que seamos bien conscientes de que no debemos mordernos las uñas.

Conseguida esa hora, a la semana siguiente pasaremos a dos horas de abstinencia de uñas. Y poco a poco, la onicofagia se convertirá en historia. En el momento en que desparezca el hábito, solo es cuestión de tiempo que las uñas recuperen un aspecto saludable y el complejo habrá desaparecido.

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