Depresión infantil: cómo ayudar a un niño deprimido

Laura Sánchez, Filóloga

Uno de los papeles más importantes que tenemos como adultos es la protección de la infancia. Y cuando hablamos de protección de la infancia nos viene irremediablemente a la cabeza todas esas injusticias cometidas contra los niños como abusos, explotación o hambre.

Sin embargo, los niños que sufren también viven en nuestro mundo desarrollado y cómodo y muchas veces, podemos tenerlos en nuestra propia familia, en nuestra propia casa y no darnos cuenta de ello. Porque la depresión infantil es una de esas enfermedades silenciosas que pueden pasar desapercibidas durante mucho tiempo.

Qué es la depresión infantil

La depresión infantil es un trastorno que se caracteriza por un tiempo prolongado de tristeza, desilusión y confusión en el niño. Si bien estos síntomas pueden ser un estado de ánimo pasajero, que cualquier persona, adulto o niño, puede sufrir en muchos momentos de su vida, cuando empiezan a afectar a su desarrollo intelectual y social debemos empezar a tomar medidas.

Por eso debemos estar atentas ante cualquier síntoma de depresión infantil, como la irritabilidad, el insomnio, los cambios de humor, la tristeza, la falta de autoestima, el aislamiento, la falta de ilusiones o los cambios de peso sin motivo aparente. Hay que tener siempre presente que la conducta de un niño en su infancia puede llegar a marcar su personalidad de adulto.

Pero si queremos estar prevenidas frente a la depresión infantil también debemos saber cuáles son los motivos más habituales por los que un niño puede sufrir este trastorno. Así, nos mantendremos alerta cuando el niño presente dificultades en el colegio, tanto en forma de rendimiento en los estudios como de relaciones sociales, cuando ocurra algún hecho traumático a su alrededor, desde un accidente, hasta una muerte, pero sobre todo cuando los problemas familiares (discusiones, peleas, divorcios) sean una constante en su día a día.

Qué hacer frente a la depresión infantil

El mejor tratamiento frente a la depresión infantil va a ser su prevención. Porque muchos estados depresivos, incluyendo la depresión infantil, deben incluir en su tratamiento una medicación específica, algo que hay que procurar evitar en el caso de los niños. Por supuesto, la terapia psicológica ha de acompañar cualquier tratamiento para la depresión, tanto en niños como en adultos.

Pero nuestro papel frente a la depresión infantil será el del apoyo constante y firme. Cuando hablamos de apoyo no hablamos de consentir al niño deprimido para tratar de reducir su tristeza, porque no podemos olvidarnos que, aunque esté deprimido, el niño está en una etapa de aprendizaje de valores y debemos responsabilizarnos de su educación.

Nunca debe faltarle el cariño y el amor a un niño deprimido, así como dejar bien claro que estamos intentando por todos los medios tanto comprender su situación como buscar la solución más rápida. Y sobre todo, debemos convencer al niño que sufre depresión de que lo más importante en su vida es la búsqueda de la felicidad y que a eso es a lo que debe dedicarse a partir de ahora.

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