¿Qué sueñan los bebés? Claves para interpretar los sueños de los niños

El significado de los sueños de los más pequeños

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. El ciclo de sueño de los bebés
  2. ¿Cómo son los sueños de los bebés y cómo se interpretan?
  3. Las pesadillas de los niños

Si hay noches en las que los adultos no sabemos muy bien si hemos tenido un sueño o una experiencia real, imagínate los más pequeños. Sabemos bien que los niños sueñan y que muchas veces les preocupan mucho esas experiencias nocturnas pero, ¿y los bebés? Nos estamos preguntando si los bebés sueñan. Y si es así, ¿qué sueñan los bebés? Te lo descubrimos en nuestro diccionario de sueños.

El ciclo de sueño de los bebés

Son tantas las cosas que podemos aprender de los bebés... Y tantos los misterios que aún nos faltan por resolver. Tener un bebé en la familia te abre un mundo de descubrimientos, aprendizaje, amor y, sobre todo, muchas preguntas. Muchas dudas es lo que tenemos respecto a los sueños de los bebés. Pero antes de intentar saber con qué sueñan los bebés, será mejor entender el ciclo de sueño de los más pequeños.

Parece ser que los bebés tienen dos fases de sueño. Por un lado, está el sueño profundo o sueño lento, del que no se despiertan fácilmente y que les ayuda a recuperar la energía del día y a conseguir un descanso reparador. Por otro lado, está la fase REM, esa en la que el cerebro está activo y es precisamente cuando se producen los sueños tanto en los adultos como en los bebés.

Más de una vez habrás observado a tu bebé mientras duerme y seguramente le habrás visto completamente dormido pero balbuceando, moviéndose o agitando los brazos. Está soñando, efectivamente. Y seguro que te encantaría saber con qué está soñando. ¿No es así?

¿Cómo son los sueños de los bebés y cómo se interpretan?

Es difícil determinar con qué sueñan los bebés. Que sí sueñan pero, ¿cómo son sus sueños? ¿Son sueños de bienestar con el útero materno o acaso son pesadillas de ese mundo desconocido que están descubriendo? Lo más probable es que los sueños de los bebés se basen en sensaciones como el calor, el frío, el hambre o incluso el dolor.

También pueden soñar con ruidos, como risas, llantos, el sonajero o incluso texturas como la toalla que utilizas después de bañarle o la manta con la que duerme. Es evidente que en los sueños de los bebés pueden aparecer imágenes que en su cabeza aún no son capaces de interpretar.

Esto en cuanto a los bebés, porque a partir de los 18 meses el universo de los más pequeños ya se puede empezar a compartir con los adultos. Y es entonces cuando descubres que tu bebé está creciendo, que no puede distinguir muy bien la realidad de los sueños y que se sorprende de la cantidad de cosas que puede ver, oler, tocar, escuchar o sentir mientras está dormido.

A partir de los 18 meses los sueños se vuelven más claros y definidos. Los niños tienen los mismos sueños que los adultos, es decir, recreaciones de las experiencias que han vivido durante el día o las preocupaciones, que también las tienen. Así como tienen inquietudes, ilusiones y temores. Desde soñar con globos, con golosinas, con un río del bosque hasta sueños más desagradables que harán que se despierte y vaya corriendo a tu habitación.

Las pesadillas de los niños

¿Qué ha pasado? Solo ha sido una pesadilla. Puede que te sorprenda, pero los bebés no tienen pesadillas, al menos es lo que dicen los expertos. Que se sientan inquietos mientras duermen es una cosa, pero eso no significa que tengan pesadillas, una experiencia que no tendrán que vivir hasta los 3 años de edad.

Y si te estás preguntando en qué consisten las pesadillas de los niños, te lo puedes imaginar. Son las mismas que las de los adultos, aunque respondan a diferentes preocupaciones del día a día. Sueñan con incendios, con desastres naturales o con monstruos, pero también con emociones como la angustia y el terror.

Las pesadillas las sufrimos tanto adultos como niños, por eso es importante hacerle comprender al niño que lo que sueña no puede hacerle daño. Por eso, es más importante todavía explicarle que los sueños no son realidad, aunque los sienta de forma muy intensa. Y, por eso, también es importante proporcionar al niño una higiene del sueño adecuada.

La mejor forma de evitar las temidas pesadillas en los niños es creando un ambiente agradable para dormir, un espacio relajante y amistoso libre de ruidos, discusiones, castigos o enfados. Si el niño se va a dormir sintiéndose querido y protegido, tendrá más probabilidades de tener sueños agradables que le despierten descansado y con las ilusiones intactas. Sin miedos.

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