Cómo empezar bien el día: guía para levantarse con buen pie

Laura Sánchez, Filóloga

Suena el despertador, te levantas con prisas y te salpicas la blusa con el café; llegas tarde a trabajar y tu jefe te recuerda que esta semana llevas acumulado un montón de trabajo pendiente; a media mañana te llaman de la guardería porque tu hijo tiene fiebre, no te da tiempo a hacer la compra y, para rematar el día, tienes una bronca monumental con tu marido. Sin duda has tenido un mal día, pero tranquila, porque tenemos algunos trucos para que mañana lo empieces con buen pie.

Preparativos para un buen día

Aunque tu objetivo sea empezar bien el día tienes que tener en cuenta que los preparativos para que te salga un día redondo han de comenzar la noche antes. Porque lo que no podemos es conseguir levantar el día si lo empiezas somnolienta, con dolor de cabeza y agotada. Por eso es fundamental disfrutar por la noche de un sueño reparador que te permita descansar y empezar el día con energía.

Y para dormir bien tienes que acostarte con la cabeza libre de nerviosismo, de mal humor y, en la medida de lo posible, de los problemas. Es tu momento para descansar y lo vas a aprovechar. Así que para evitar dar vueltas durante horas pensando en el día que te espera mañana, es mejor que organices todo antes de acostarte. Planifica en tu agenda tus obligaciones laborales y familiares dejando huecos para posibles imprevistos, déjalo todo apuntando y ya te ocuparás mañana de todo.

Levántate con buen pie

Si te cuesta madrugar y no puedes evitar sentir odio hacia el despertador, no te preocupes, es un mal común que no necesita más tratamiento que un toque de resignación mezclado con una pizca de actitud positiva. Levántate pensando que hoy puede ser un gran día.

Procura que esos primeros momentos de la mañana sean sin prisas ni agobios, poniendo el despertador un rato antes por mucho que te cueste. Es mejor empezar el día tranquila, con tiempo suficiente para una ducha y un buen desayuno completo que te aporte toda la energía que necesitas.

Reserva un momento, que puede ser mientras te das una ducha, para levantar tu ánimo, que seguro que todavía está dormido. Ahora tienes la oportunidad de ponerte el estado de ánimo que tú necesites, así que aprovecha y dale al botón del optimismo. Tómate tu tiempo para arreglarte y también para echar un vistazo a tu agenda decidiendo cuáles son las prioridades del día y cuáles son los asuntos más urgentes.

De esta manera, si no te comen las prisas nada más despertar, podrás ir aclarando tu mente de forma tranquila y estará a pleno rendimiento para cuando llegues a trabajar. Es muy importante que tanto durante el trayecto como una vez que estés en el trabajo sonrías a la gente, tanto para mejorar tu perspectiva como para alegrarles el día a los demás. Siempre puede haber alguien que se haya levantado con mal pie.

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