¿Puedo donar sangre si estoy tomando medicamentos?

Depende del medicamento y de la razón por la que te lo estés tomando

Laura García, Periodista
En este artículo
  1. Medicación y donación de sangre, ¿son compatibles?
  2. ¿En qué otros casos NO puedo donar?
  3. El proceso de donación
  4. Posibles efectos adversos tras la donación de sangre

Cuando nos disponemos a donar sangre nos asaltan diferentes dudas y, a veces, esos interrogantes son precisamente los que nos hacen echarnos para atrás. Una de las dudas más frecuentes es la de saber si se puede donar habiendo tomado medicamentos los días previos o incluso estar tomándolos en el mismo momento de la donación

No te preocupes, en Diario Femenino tenemos la respuesta.

Medicación y donación de sangre, ¿son compatibles?

Pues bien, la respuesta depende del medicamento y de la razón por la que se esté tomando. En general, se necesita gozar de buena salud para donar sangre. Sin embargo, los antiinflamatorios y el consumo de aspirina sí permiten realizar la donación, quedando fuera las personas que hayan tomado antibióticos en el plazo de los últimos 15 días.

Aún así, si tienes dudas sobre si la medicación que estás tomando puede impedirte donar o no, consulta a tu médico o acude al centro de donación para que te lo resuelvan en el momento.

¿En qué otros casos NO puedo donar?

Existen una serie de circunstancias que no autorizan la donación de sangre. Por ejemplo, si estás embarazada, acabas de dar a luz o te encuentras en el período de lactancia. También si eres diabético y te tratas con insulina, si tienes la tensión descontrolada o si padeces algún tipo de enfermedad infecciosa.

Los piercings y tatuajes recientes pueden ser una barrera para la donación, al igual que pesar menos de 50 kg. o tener más de 65 años (en un principio y salvo que un médico lo autorice específicamente, la donación de sangre a partir de esa edad no está permitida).

El proceso de donación

El proceso de donación se puede extender hasta una hora si es la primera vez que donas sangre. Para empezar, completarás una inscripción de donantes con tus datos personales. El personal sanitario te hará algunas preguntas sobre tu historial médico, lugares a los que has viajado, tatuajes, enfermedades… Te tomarán la tensión y te medirán la hemoglobina. Tras esto, pasarás a la zona de donar, donde te insertarán la vía para sacarte sangre. A la gente que nunca ha donado pero sí se ha hecho análisis, le suele impresionar un poco la aguja. Te lo contamos como anécdota para que lo tengas en cuenta y NO para que te asustes. La vía necesita sacar un volumen amplio de sangre y con una aguja pequeña se tardaría mucho, por lo que es algo más ancha que las de las analíticas.

Para terminar, pasarás unos minutos reponiendo líquidos para que tu cuerpo se acostumbre al volumen que acaba de perder. Aquí, los profesionales que te han atendido estarán muy pendientes por si te mareas y te preguntarán a menudo cómo te encuentras para asegurarse de que estás bien.

Posibles efectos adversos tras la donación de sangre

La donación en sí no tiene riesgo de conllevar efectos adversos. Solo se pueden sufrir dos “complicaciones”. En primer lugar, que te marees. Para evitarlo, no vayas en ayunas (¡esto no es un análisis de sangre!). Al donar se nos saca un mayor volumen de sangre que en una prueba y necesitamos fuerzas para afrontarlo, por lo que si hemos comido algo antes reduciremos el riesgo de desfallecimiento. 

Tampoco tengas prisa cuando estés reponiendo líquidos al terminar. Es posible que, a veces, con nuestro ritmo frenético de vida, creamos que estamos bien y al ir a salir a la calle apenas 5 minutos después de donar, nos demos cuenta de que no. Espera pacientemente, toma el refrigerio que te ofrezcan, charla con la gente que haya allí… Y deja a tu cuerpo aclimatarse sin meterle mucho ritmo al principio.

En segundo lugar, como posible consecuencia de donar nos podremos llevar un bonito moratón en el brazo. Esto depende mucho del tipo de vena, del pinchazo y de la presión que ejerzas después. Tranquila, se pasará en unos días.

Como has podido comprobar, los riesgos para ti o para tu salud al donar sangre son mínimos. Sin embargo, la donación sí te puede llegar a aportar muchísimas cosas positivas. Por ejemplo, las donaciones de sangre nos ayudan a mantener los niveles de hierro controlados y reducen las enfermedades cardiovasculares, nos echan una mano a la hora de regenerar más rápidamente algunos valores, a eliminar sustancias nocivas y a tener una idea general de nuestro estado de salud solo con los test que se hacen al principio. 

¡Y eso no es todo! Además, donar sangre te aportará mucho a nivel psicológico: te hará sentir más empática, te ayudará a reforzar vínculos con las personas que tienes alrededor y a mejorar tu autoestima. Créenos cuando te decimos que después de donar experimentarás un sentimiento enorme de plenitud al saber que estás ayudando a los que lo necesitan. Recuerda que mañana puedes ser tú. 

¿Qué más razones necesitas? ¿Te animas a donar?

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