No permitas que el cáncer te lleve a la depresión

Laura Sánchez, Filóloga

Uno de los grandes males de la sociedad actual es el cáncer. Una enfermedad que se cobra muchas vidas a pesar de los avances en investigación. Si bien cada vez son más las posibilidades de recuperarse de un cáncer, su tratamiento es largo y difícil, por lo que la mayoría de los pacientes necesitan además un apoyo psicológico especializado.

Porque cáncer y depresión van estrechamente unidos con lazos difíciles de romper. Además del miedo en el momento del diagnóstico, nos encontramos frente a tratamientos como la quimioterapia que irremediablemente van a transformar nuestra vida de forma radical. No siempre podemos afrontar esos cambios con la fuerza que necesitamos y en ese momento somos más vulnerables a la depresión.

Depresión y cáncer

La mayoría de los pacientes con cáncer necesitan un tratamiento psicológico, ya que los efectos secundarios de la enfermedad son devastadores. El equilibrio emocional se desmorona en el momento en que surge la temida palabra cáncer, por el miedo que provoca su mención y porque todas sabemos que a partir de ese momento la vida que conocíamos va a desaparecer.

Entramos en un interminable peregrinaje médico con explicaciones que no siempre entendemos pero que nos causan terror, la incertidumbre se apodera de nosotras porque ya no tenemos el control de nuestra vida y la angustia hace su aparición ante el temor a no superar la enfermedad. Todo esto puede hacer que caigamos en una depresión que dificulta aún más las posibilidades de recuperación.

Hasta cierto punto es inevitable caer en el desánimo y que toda nuestra fuerza psicológica se desmorone cuando nos encontramos frente a una enfermedad como el cáncer. Sin embargo, se trata de una situación en la que debemos mantenernos fuertes y con actitud positiva, algo que, según los expertos, supone una buena parte del éxito en la curación.

Cómo evitar la depresión por cáncer

Por eso queremos enviar todo nuestro ánimo a esas personas que están luchando contra el cáncer en forma de esperanza y motivación, para que su enfermedad no derive en un trastorno emocional y se centren en lidiar únicamente con los problemas físicos. Y para mantener un buen estado de ánimo, lo primero que necesitamos es cariño. Cariño de los amigos, de la pareja, de la familia o de otras personas en la misma situación.

Cualquier ayuda es bien recibida en estos casos en los que una persona no puede salir adelante sola. También hay que procurar seguir manteniendo, en la medida de lo posible, las actividades que nos hacen felices, como salir con los amigos, o pasar un fin de semana en el campo en un revitalizante contacto con la naturaleza.

Muchas personas creen que podrían evitar caer en el desánimo y en la tristeza si pudieran olvidarse en algún momento de su enfermedad. La verdad es que esto no es posible, así que hacemos nuestro el dicho popular “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, para recomendar una implicación total del enfermo de cáncer en su tratamiento, una comunicación fluida con el equipo médico y un conocimiento absoluto del proceso de la enfermedad.

De esta manera, se consigue que la persona que padece el cáncer se mantenga activa luchando contra la enfermedad y no deje tiempo para la tristeza. Al mismo tiempo, su participación activa ayudando e informando a otras personas en su situación, la mantendrá con el ánimo suficiente para no caer en una depresión.

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