Aprender a perdonar, más fácil para las mujeres

Laura Sánchez, Filóloga

A veces nos quedamos atrapadas en emociones negativas que nos impiden ser felices. Cuando alguien nos hace daño tenemos dos alternativas: o perdonar y seguir adelante en nuestro camino, o sufrir doblemente por el daño y por el rencor que sentimos hacia esa persona. Es evidente que el perdón tiene muchas más ventajas que el estancamiento emocional, pero no siempre es fácil perdonar.

Aprender a perdonar

La traición de un familiar, un novio que te ha dejado por otra, una amiga que te ha fallado...son situaciones por las que todas hemos pasado alguna vez, porque la gente comete errores y porque muchas veces esperamos demasiado de los demás. Y también son situaciones difíciles de perdonar; sin embargo, el perdón es un paso fundamental si queremos superar un momento difícil.

Si no conseguimos perdonar a la persona que nos ha hecho daño, seguiremos sufriendo por esa ofensa, esa humillación o ese desaire, además de envenenar nuestra propia felicidad sintiendo un odio y un rencor que no nos dejará avanzar. Así pues, necesitamos perdonar, pero ¿cómo hacerlo? No creas que para perdonar tienes que olvidar, pero sí aceptar lo ocurrido y buscar la manera de que cada vez te afecte menos.

Hay una serie de pasos que tenemos que dar para poder perdonar a alguien. El primero es el reconocimiento del daño estamos sufriendo, hasta qué punto nos afecta y cómo podemos paliar el sufrimiento. Es normal pasar un tiempo enfadada con la persona que te ha hecho daño, porque esa rabia hay que dejarla salir, en ningún caso nos la quedaremos nosotras. Luego pasaremos a asumir la situación y tomar las riendas de nuestra propia vida, buscando la manera de seguir adelante impidiendo que esa persona, u otra, tenga el poder de interferir en nuestra felicidad.

Perdonarse a una misma

En realidad, el perdón supone toda una liberación porque te despoja de cualquier sentimiento negativo. Y al parecer, las mujeres tenemos más facilidad de perdón que los hombres, tal vez porque tradicionalmente estamos más interesadas que ellos en nuestro desarrollo personal. Sin embargo, hay un perdón al que nos cuesta más llegar: el perdón a una misma.

Y es que nos resulta más fácil perdonar a los demás que a nosotras mismas. La autoexigencia, el perfeccionismo, el exceso de responsabilidad, pero sobre todo, el sentimiento de culpabilidad hacen que no podamos perdonarnos nuestros propios errores. Esa sensación de no estar a la altura, de haber fallado a tu familia por no tener la vida que ellos hubieran esperado, de haber fallado a tu pareja por no ser la mujer a la que había idealizado y de haberte fallado a ti misma por todos los errores cometidos, requiere de un perdón más difícil de encontrar que cuando se trata de los demás.

Sin embargo, saber perdonarse a una misma es tan importante como saber perdonar a los demás. Porque la culpa y el rencor son lastres en nuestro camino, así que tenemos que soltarlos. Todos cometemos errores, a ti te han hecho daño y tú habrás hecho daño también en alguna ocasión, pero no podemos castigarnos eternamente por ello, ni tampoco castigar a los demás.

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