Depresión por culpa del trabajo; toma las riendas de tu vida

Laura Sánchez, Filóloga

Aunque estamos muy acostumbradas a oír que tenemos que aprender a desconectar del trabajo, a separar la esfera personal de la laboral, los asuntos de trabajo se sitúan en el número uno de nuestras preocupaciones diarias.

Y es que los problemas de trabajo no entienden de horario laboral y se inmiscuyen en nuestra vida personal, algo que puede llegar a provocarnos determinados trastornos psicológicos hasta llevarnos a la depresión.

El trabajo que nos lleva a la depresión

Son muchos los motivos que pueden causar una depresión por trabajo. Una mala relación con el jefe, un entorno de trabajo hostil o controlador, rivalidades entre compañeros de trabajo o la incertidumbre del despido, pero también la insatisfacción por un trabajo que no nos llena, no encontrar ningún reconocimiento a nuestro esfuerzo o la apatía producto de la rutina.

Aunque hoy en día, dadas las circunstancias socio económicas que estamos viviendo, el motivo principal de depresión por trabajo es precisamente su falta y las escasas oportunidades de empleo. Porque estar en una situación de desempleo es una de las causas más comunes de depresión, un problema cada vez más frecuente que debe ser tratado por profesionales.

En cualquier caso, la depresión por trabajo se caracteriza por falta de interés, agotamiento físico y mental, falta de concentración, apatía, desilusión, frustración y tristeza. Dada la importancia que tiene el trabajo en nuestras vidas, se trata de un tipo de depresión que hay que tratar con mucho cuidado, porque puede llevarnos a perder el empleo o a incapacitarnos para buscar uno nuevo.

Evitar la depresión por trabajo

Como cualquier tipo de depresión motivada por otras causas, cuando la depresión por trabajo ha empezado a afectar a nuestra salud física y emocional es necesario ponerse bajo un tratamiento psicológico adecuado. Pero hay muchas actitudes que podemos cambiar para evitar caer en una depresión por trabajo.

Sin olvidarnos ni por un instante de la imperiosa necesidad que tenemos de un trabajo para poder vivir, debemos mantener con nuestro empleo una actitud menos dependiente si no queremos que los problemas laborales se conviertan en trastornos psicológicos. Una buena forma de empezar a desligarnos de la tiranía que el trabajo ejerce en nuestra vida es aprender a decir “no” a todas esas tareas que nos encomiendan injustamente o que están fuera de lugar.

También es muy eficaz dedicar parte de nuestro tiempo libre a encontrar nuevos caminos profesionales en los que podamos sentirnos más realizadas. De esta manera, aunque de momento no podamos dejar nuestro trabajo, podremos mantener la ilusión de que algún día encontraremos otro mejor.

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