Cómo afecta (psicológicamente) querer posturear continuamente

El postureo y su influencia sobre la autoestima

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. ¿Qué es el postureo?
  2. Los efectos psicológicos de posturear a todas horas

37 horas semanales. No es el dato de las horas que pasamos en el trabajo, sino el que algunos estudios refieren como el tiempo que dedicamos a las redes sociales. Y no nos extraña, porque el postureo requiere su tiempo y su esfuerzo. Estamos ya inmersos en esta cultura de exponer nuestra vida o lo que nos gustaría que fuera nuestra vida en las redes sociales esperando ansiosos el feedback de aprobación que deseamos. Y como a veces llegamos a puntos muy delirantes, en Diario Femenino nos estamos preguntando cómo afecta psicológicamente querer posturear continuamente. Y hemos llegado a una conclusión. Estos son los efectos a nivel mental del postureo:

¿Qué es el postureo?

Pero, ¿qué es esto del postureo? Según el Diccionario de la Lengua Española es la actitud de adoptar ciertas costumbres o actividades más por ánimo de querer aparentar o causar buena impresión que por pura convicción. Esto es, postureas cuando te levantas del sofá en el que estabas tan a gustito para cocinar esos muffins de chocolate que te salen de lujo solo para subirlos a Instagram o a Facebook y recibir muchos likes y unos cuantos elogios.

Seguramente, también habrás salido cuando no te apetecía nada a comprar una bandeja decorativa fabulosa y un par de tazas vintage para añadirla a la foto con los muffins, el café y el estilazo decorativo. Y todo eso supone grandes dosis de creatividad, no lo vamos a negar, pero también supone una necesidad de posturear continuamente que interfiere en tus actividades diarias y en la que, además, intuimos un problema de necesidad de agradar o de sentirse aceptada.

Puede que tú no posturees con repostería, puede que lo hagas con paisajes naturales, con cafeterías maravillosas, con los espectáculos a los que acudes, con las cenas con amigos, con tu vestidor, con tu maquillaje, con tu pelo o con tus dotes de bailarina. Con lo que sea, lo que cuenta aquí es las veces que haces algo para subirlo a las redes sin tener en cuenta si eso es lo que más te apetecía hacer en ese momento.

Miquel Sánchez Farrando en su Trabajo de Fin de Grado (La irrupción de Instagram) para la Universidad Autónoma de Barcelona, hace esta otra reflexión acerca del postureo: "El postureo entra en escena cuando la imagen muestra algo fuera de lo verdadero o real. Es decir, el hecho de publicar una foto yendo o estando en el gimnasio sería postureo si solo realizáramos la fotografía y luego no hiciéramos ningún tipo de actividad física en él. El problema de este concepto es que cada vez se está generalizando de tal forma que llega un punto en que el concepto pierde su significado real, ya que, originariamente [...], este no está asociado a todas las apariencias; solamente a las falsas".

Los efectos psicológicos de posturear a todas horas

Posturear es vivir de cara a los demás, esperando la reacción de los demás, esperando la opinión y la valoración de los demás. Cuando postureas te conviertes en otra persona, más feliz, más atractiva, más inteligente, más ingeniosa, más divertida, más activa, con más amigos, con más dinero, con más arte, con más clase, con más iniciativa, con más motivación, con más éxito. ¿No es fabuloso? En efecto, es fabuloso pero, ¿qué pasa cuando no estás postureando? ¿Quién eres cuando pasas unas horas en tu hogar a solas contigo misma sin entrar en Internet? ¿Eres capaz de reconocerte en esa persona que recibe tantos likes?

Las personas que quieren posturear continuamente antes o después sienten el llamado síndrome del impostor y acaban por hundirse en el sentimiento de fraude que les invade cuando se apagan los focos, en este caso de las redes sociales. Pero aún hay más, porque querer posturear todo el tiempo va erosionando la autoestima de una forma tan sutil que tardas mucho en darte cuenta.

Porque al principio la gloria que obtienes gracias a tu postureo (que también tiene su mérito, insistimos) no te deja ver la realidad. Te sientes fuerte, te sientes querida, te sientes admirada, te sientes poderosa, notas que interesas y, sobre todo, te notas feliz. ¿Hay algo mejor que esa sensación? No la hay, es cierto, es la sensación ideal pero el detalle es que en el caso del postureo no es real. Y tarde o temprano te das de bruces con la realidad.

Tampoco es que tu vida sea miserable, pero puedes llegar a pensarlo por esa erosión de la autoestima de la que hablamos. Tu autoestima sube a golpe de likes e interacciones. Y baja al mismo ritmo cuando miras a tu alrededor y observas que tu realidad no tiene nada que ver con tu cuenta de Instagram.

¿Y qué hacemos? Porque resulta muy difícil bajarse a estas alturas del ritmo frenético de postureo que llevamos. Pues una opción es combinar en nuestras redes el postureo con la naturalidad, como el antes y el después, como el con filtro y sin filtro. Y, sobre todo, llenar nuestros perfiles con un poco de sentido del humor sobre la realidad de las redes sociales.

¿Y tú? ¿Qué efectos psicológicos crees que ha tenido sobre ti el postureo? ¡Comparte tus opiniones en los comentarios!

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