Formas de poner límites en el trabajo: el secreto para ser más feliz

Si tenemos en cuenta una jornada laboral de 40 horas, sin olvidar que aún trabajamos más horas fuera de nuestro horario, podríamos deducir que una tercera parte de nuestro día la dedicamos al trabajo. El primer paso es ser conscientes de ello, y el segundo, tomar acción. Porque obviamente el trabajo sí condiciona nuestra vida personal, social y familiar. A muchas personas les ocurre que no pueden dormir "a pierna suelta" o se notan tensas porque en la mente les ronda algo importante del trabajo.

Pero ¿cómo podemos tomar esa acción? En Diario Femenino hablamos sobre las formas de poner límites en el trabajo como el secreto para conseguir ser más feliz. ¿Te animas a descubrirlo? ¡Sigue leyendo!

¿Cómo afecta el estrés laboral en tu vida?

Las tensiones y preocupaciones del día a día relacionadas con estar a la altura en el trabajo hacen que nos bloqueemos física, emocional y mentalmente. Por ello, podemos percibir dolor físico, sentirnos irascibles, dificultad para dormir o descansar y no suele suceder porque la gente tenga un trastorno del sueño, sino porque el estrés laboral está perjudicando en su vida y le está pidiendo a gritos un cambio o de trabajo o en la manera en la que se toma las relaciones y situaciones en el trabajo. Ahí es donde se necesita intervenir y no en el síntoma, ya sea una dificultad para conciliar o mantener el sueño o un problema de irascibilidad y explotar en casa…

Las situaciones que vivimos diariamente nos influyen, hagamos meditación, practiquemos la compasión o aunque no estemos entrenadas en ningún tipo de práctica parecida. Hemos venido a esta vida a ser felices y, por lo tanto, cada dificultad que nos encontremos en el día a día deberemos intentar resolverla. Ya sea una situación de estrés laboral porque asumes mucha carga de trabajo, que entras en dificultad para gestionar las emociones en el trabajo o las relaciones laborales, por no sentirte realizada o satisfecha en el trabajo, etc.

Pero en todos estos ejemplos se repiten varias variables. Por un lado, la dificultad en gestionar las propias emociones y de responder en coherencia con lo que uno necesita para sentirse tranquila y bien con una misma. Por otro, sucede el mismo intento de solución que lleva a empeorar la situación si no se consigue cambiar y, entonces, se genera más frustración y más problemas.

¿Qué errores habituales cometemos por miedo y alimentan nuestra insatisfacción laboral?

Debemos saber que nuestros sentidos nos engañan. La realidad no es única, sino que cambia en base al punto de vista de cada persona que percibe la misma realidad. Digamos que, en función de tus lentes, verás la realidad de un color o de otro.

¿Cuántas veces te ha pasado que estás discutiendo con alguien, sobre todo con tu pareja, porque estáis recordando una situación que para cada uno fue distinta? Ambos estáis convencidos de que fue así, tal y como vosotros lo vivisteis. Sin embargo, para la otra persona sucedió de una manera distinta. Significa que ambas percepciones pueden ser verdaderas porque cada uno lo vivió distinto. Este es el autoengaño más habitual que nos sucede a las personas.

Y el miedo más habitual en este siglo XXI es el miedo a no estar a la altura de las circunstancias, y derivado de este miedo podemos intentar ser perfectos para no equivocarnos o directamente intentar pasar desapercibidos. En el primer ejemplo de intentar ser perfectos, el resultado puede ser llegar a la exasperación, la sensación de ahogo, ansiedad o, incluso, pánico. En el segundo caso, para pasar desapercibidos, en cambio, la evitación te podría llevar a la insatisfacción, la apatía y a pasar por la vida sin vivirla. En ambos casos, lo más probable es acabar en burnout, quemado con el trabajo y con la sensación de insatisfacción en tu vida, no sólo en el plano laboral.

Relación entre los límites en el trabajo y la felicidad

El hecho de poner límites en el trabajo puede transformar nuestra vida porque comenzarás a poner límites en un área de tu vida y poco a poco conseguirás traspasarlo a otras áreas, donde también te beneficiará ponerlos. Además, poner límites a los demás es una manera de reforzar nuestra autoestima y de darnos amor a nosotros mismos.

Si aprendes a satisfacer la necesidad que todos tenemos de ser genuinos y auténticos, en coherencia con cómo pensamos, sentimos y actuamos – ya sea no querer hacer algo por cansancio o porque no sea el momento porque no apetece -, es entonces cuando tu vida se transformará.

Una vida llena de quejas, arrepentimiento, enfados por sacrificar tu vida por los deseos y peticiones de los demás, es una vida perdida. Y poniendo los límites, evitarás acabar teniendo una vida triste, amargada, una vida sin sal y llena de nubarrones negros, sin poder disfrutar de la vida por querer agradar a los demás o ser quien según los demás debes ser. Antes de responder, o de actuar, pregúntate si está en coherencia contigo misma o si estás tratando de complacer a los demás.

Pero antes de marcar los límites a los demás, debemos saber cuáles son las situaciones que se nos repiten en la vida y donde hemos sentido que no se nos ha respetado, donde se nos ha impuesto algo que no queríamos o que nos enfadamos con nosotros mismos por no haber dicho que 'no'.

Una vez identificamos estas situaciones y con qué personas nos suele suceder, debemos evaluar cómo respondemos, el tono que utilizamos, las palabras, los gestos, y la emoción desde donde lo hacemos. Para después observar qué efecto queremos que se produzca y pensar en cómo hacerlo.

• También puedes leer: "La importancia de aprender a poner límites en tu vida (y cómo hacerlo)"

Consejos para aprender a poner límites en el trabajo y alcanzar la felicidad

+ No se puede complacer a todo el mundo

Tratar de conseguir complacer a todo el mundo significa renunciar a nosotros mismos en nombre de una aprobación que nunca llegará. Así morirá tu autenticidad, tu esencia. Solo podemos arriesgarnos a complacer a otros mostrándonos tal y como somos, con defectos y virtudes. Por lo tanto, hay que empezar a asumir el riesgo de decir que 'no' a los demás.

+ El horario laboral

Es necesario aprender a parar y acabar la jornada laboral a su hora porque acabar con síndrome de burnout, quemada y tener que cogerte una baja laboral porque estás tan agotada que empiezas a tener problemas de salud importantes no es ninguna broma.

+ Desconectar del trabajo para no sacrificar tu vida

Insertar cada día un tiempo para un placer tuyo que habías olvidado (sea una actividad, un plan, una relación…) mientras descuidas un deber, una obligación que tu misma te autoexiges.

+ Acallar la mente que crea conflicto

Céntrate en el aquí y ahora. Debemos hablar con quien verdaderamente nos puede ayudar, como un psicólogo/a. Desahogarnos con nuestro entorno no sirve para solucionar los problemas, ya simplemente se convierte en un desahogo que no hace más que volver una y otra vez al problema que tenemos y que no conseguimos quitárnoslo de la cabeza, pero sin encontrar la solución. De esta manera no percibimos un cambio que nos lleve a un resultado distinto, debemos evitar hablar más de ello.

+ Conectar con el cuerpo y escucharlo para mantener la salud

Es importante darse espacio para reconectar con el propio cuerpo, ya que a día de hoy estamos muy desconectados de nosotros mismos. Párate a lo largo del día varias veces y simplemente siente tu cuerpo.

Tips para mantener los límites en el trabajo y ser consecuente con ellos

En este caso hablamos de un aprendizaje de adquisición superior, por lo que nunca podrá suceder en tiempo breve. Requiere ejercitación a lo largo del tiempo para que lleve al éxito. Como comentábamos al inicio, el éxito en establecer los límites a los demás llega cuando con determinación y disciplina hemos conseguido replicar una y otra vez aquello que era nuestro objetivo.

Nunca debemos desistir en la búsqueda, ya que constantemente debemos buscar mejorarnos a nosotras mismas y al mundo que nos rodea, incluso cuando la vida viene complicada y toca vencer obstáculos. Ese es justo el éxito de los éxitos: la capacidad de mantener la ruta hasta llegar al objetivo sin desistir. Y justo así es como se practica la resiliencia, cuando nos caemos y nos volvemos a levantar una y otra vez.

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