Diferencias entre anhedonia, apatía y abulia: ¿te falta motivación?

Qué son los conceptos y cuál es el tratamiento de la falta de energía, motivación o ganas

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Anhedonia, apatía y abulia: ¿qué son?
  2. ¿Cómo se expresan y diferencian la anhedonia, apatía y abulia?
  3. ¿Cómo se abordan los síntomas de anhedonia, apatía y abulia en terapia?
  4. Ejercicio para trabajar los síntomas de anhedonia, apatía o abulia

¿Alguna vez te has sentido sin ganas de nada, con falta de motivación o energía…? ¿Has tenido la sensación de que no disfrutabas como antes de las cosas? Si esto te ha ocurrido, puede que hayas manifestado anhedonia, apatía o abulia.

Aunque parezcan conceptos similares, presentan sus matices. Te contamos en qué consiste cada uno de ellos, cómo se manifiestan este tipo de síntomas, sus diferencias y cómo pueden abordarse desde la psicoterapia.

Anhedonia, apatía y abulia: ¿qué son?

+ Anhedonia

La anhedonia se define como la incapacidad para sentir placer. Así, implica la pérdida de la capacidad de disfrute (normalmente de forma temporal), y aparece en trastornos como la depresión, la distimia o la esquizofrenia, durante el período posterior a un brote psicótico (como síntoma negativo del trastorno). 

Cuando una persona experimenta anhedonia, las cosas con las que antes disfrutaba, aquellas que le despertaban interés, ya no le hacen disfrutar ni le generan interés. Es como si la persona no sintiera nada. A este síntoma muchas veces se le añaden los dos que explicaremos a continuación: la apatía y la abulia. Aunque puedan parecer conceptos similares (y muchas veces se utilicen, erróneamente, como sinónimos), no son exactamente lo mismo. Y presentan sus matices.

+ Apatía

La apatía, según la Real Academia Española (RAE), tiene dos significados o definiciones: 1. Impasibilidad del ánimo y 2. Dejadez, indolencia, falta de vigor o energía. Cuando alguien está apático, se siente sin ganas de hacer nada; no es tanto que no disfrute con lo que antes sí le hacía disfrutar, como en el caso de la anhedonia, sino más bien que carece de las ganas o la energía para iniciar algo (no tiene iniciativa)

También es un síntoma típico de la depresión y de otros trastornos, aunque no hace falta que tengamos un trastorno mental para experimentar este síntoma. De hecho, tanto la apatía como la anhedonia y la abulia pueden aparecer en cualquier momento de nuestra vida y de forma "aislada" (sin un trastorno de base que justifique dichos síntomas).

+ Abulia

Finalmente, la abulia se define como un estado de pasividad, desinterés y/o falta de voluntad. Es similar a la apatía. En este caso, hablamos de una falta de voluntad, que limita nuestro funcionamiento cotidiano. Cuando una persona se siente abúlica, significa que está inmersa en un estado persistente (de mayor o menor gravedad) en el que prácticamente desaparece su capacidad para motivarse, entusiasmarse o ilusionarse por algo. 

En este punto, puede llegar a desatender las rutinas del día a día, así que el síntoma puede llegar a interferir en su funcionamiento y en su bienestar (igual que los síntomas anteriores). De igual forma, es un síntoma típico de la depresión.

¿Cómo se expresan y diferencian la anhedonia, apatía y abulia?

Hemos visto, a grandes rasgos, cómo se expresa cada uno de estos síntomas o estados. Pero entremos un poco más en detalle, ya que esto nos permitirá diferenciar mejor los tres conceptos.

+ En el caso de la anhedonia, la persona puede experimentar: o bien que "pierde" la capacidad para sentir placer (con cosas que antes sí le generaban ese placer), o bien que esa capacidad disminuye. Así, los estímulos, las actividades, los proyectos, las personas… todo aquello que antes nos generaba placer y disfrute, ya no nos resulta estimulante.

+ En la apatía, dejamos de tener interés y motivación por las cosas: puede darse también una ausencia de esa capacidad para (auto)motivarnos, o bien una disminución de la misma. En este caso sí podemos disfrutar de las cosas una vez las hemos iniciado, pero no tenemos motivación para iniciarlas. De esta forma, sentimos que nos falta energía, motivación, ese motor interno, esa "gasolina" que hace que tengamos ganas de salir, experimentar, conocer, aprender…

+ Finalmente, en la abulia, no es que no podamos motivarnos (como en la apatía) o que no disfrutemos de las cosas (como en la anhedonia); lo que nos ocurre es que sentimos impotencia a la hora de hacer actuar la voluntad, tomar una decisión o cumplir con un acto deseado y reconocido por nosotras mismas. Nos sentimos incapaces de hacerlo (o con grandes dificultades para hacerlo). En definitiva: nos falta la voluntad, entendiéndose esta como "la facultad de decidir y ordenar la propia conducta".

¿Cómo se abordan los síntomas de anhedonia, apatía y abulia en terapia?

A la hora de abordar este tipo de síntomas, será importante indagar en las causas de los mismos. Por ejemplo, si existe un trastorno de base, se deberá realizar una terapia enfocada a este trastorno. 

En el caso de la depresión, las terapias más validadas hasta la fecha son: la terapia conductual y la terapia cognitivo-conductual, con técnicas como la programación de actividades agradables (muy efectiva para combatir estos síntomas y activar al paciente) o la reestructuración cognitiva para trabajar los pensamientos disfuncionales que mantienen los síntomas.

Programación de actividades agradables

Este tipo de intervención está orientada a combatir la apatía generalizada del paciente. Resulta ideal en pacientes con depresiones graves que necesitan activarse para que puedan empezar a trabajar a través de la psicoterapia. 

Sin embargo, también es útil para depresiones moderadas o leves. Consiste en lo siguiente: terapeuta y paciente elaboran una lista con actividades agradables que le gusten al paciente (aunque ahora no disfrute con ellas). La idea es combatir esa apatía inicial, ya que está demostrado que la activación de la persona conduce a una mejoría de los síntomas deprimidos.

Ejercicio para trabajar los síntomas de anhedonia, apatía o abulia

Si por las razones que sean, no puedes o no quieres iniciar un proceso psicoterapéutico, pero deseas combatir la anhedonia, la apatía o la abulia, te dejamos esta idea para que puedas empezar a trabajar en ello.

Elabora una lista con las cosas que antes te hacían disfrutar, aunque ahora no te generen placer. Por ejemplo: pintar, dibujar, hacer deporte, cocinar, escribir, bailar… Escribe también acciones del día a día que puedas hacer, aunque sean meras tareas, tareas domésticas o cotidianas. Por ejemplo: ir a comprar el plan, hacer recados, ir a buscar a tu sobrino a la escuela…

Empieza con pocas tareas durante el día para empezar a activarte. Anota la tarea o actividad a realizar y al lado, las ganas que tienes de llevarla a cabo (en una escala del 1 al 10) y el síntoma que predomina en ti en ese momento. Después de realizar la tarea, haz lo mismo: anota cómo te has sentido después. Ve incrementando el número de actividades al día. Verás cómo, poco a poco, los síntomas empiezan a remitir y vas recuperando las ganas de hacer cosas. 

Aunque te cueste iniciar las tareas, "fuérzate" un poco; este tipo de síntomas muchas veces mejoran cuando nos activamos, aunque al inicio no tengamos ganas de nada. Eso sí, en casos de depresión grave, o de otro trastorno subyacente, siempre recomendamos pedir ayuda profesional

Y tú, ¿has experimentado en alguna ocasión anhedonia, apatía y/o abulia? Creemos importante empezar a normalizar y a relativizar este tipo de síntomas; a menos que se manifiesten como parte de la sintomatología de otro trastorno de base, todas y todos pasamos por épocas más apagadas de nuestra vida y está bien, es normal. 

Recuerda que es importante acoger tus emociones en todo momento, darles su espacio y permitirse sentir. Y, sobre todo, entender su función, el por qué están ahí. Pero si los síntomas se cronifican en el tiempo o interfieren en tu día a día, quizás sea el momento de buscar ayuda.

Referencias bibliográficas:

  • Ayuso, J.L. y Carulla, L.S. (1994). Manual de psiquiatría. Vol. I. McGraw-Hill. Madrid.
  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.
  • Chapman, L. J., Chapman, J. P., & Raulin, M. L. (1976). Scales for physical and social anhedonia. Journal of Abnormal Psychology, 85(4), 374–382. 

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