Anhedonia: cuando no disfrutas ni absolutamente nada te ilusiona

Síntomas, causas y tratamiento de la incapacidad para experimentar placer, satisfacción o disfrute

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Anhedonia: ¿qué es y cuándo aparece? 
  2. La anhedonia como síntoma 
  3. Causas de la anhedonia
  4. Una variante de la anhedonia: la anhedonia social

¿Tienes la sensación de que nada te hace ilusión? ¿Que no disfrutas como antes de las cosas? ¿Sientes que has perdido la capacidad para experimentar placer? Entonces, quizás estés experimentando anhedonia.

La anhedonia se define como una ausencia de placer o como una incapacidad para experimentar placer, satisfacción o disfrute. Es un síntoma muy característico en la depresión, pero puede aparecer también en otros trastornos o de forma aislada, en épocas concretas de nuestra vida.

Si quieres conocer en qué consiste exactamente, qué lo causa y cómo se trata, ¡quédate!

Anhedonia: ¿qué es y cuándo aparece? 

La palabra “anhedonia” es un término que procede del griego, de los vocablos ἀv- (que significa “falta de”) y ἡδονή (hedoné, que significa “placer”).  Así, consiste en una incapacidad para experimentar placer.

Normalmente, experimentamos esta sensación con cosas o situaciones que antes sí nos producían placer. Es decir, suele conllevar una pérdida del placer o el disfrute.

De esta forma, podemos decir que la anhedonia implica una falta de disfrute, interés y/o satisfacción; es aquella sensación que experimentamos cuando nada nos hace ilusión y cuando nada nos apetece.

¿En qué personas aparece? La anhedonia es un síntoma típico de algunos trastornos del estado de ánimo como la depresión o la distimia, pero también de trastornos psicóticos como la esquizofrenia. Sin embargo, también puede aparecer en personas sin ninguna patología mental, como un síntoma aislado (en momentos o períodos puntuales de su vida, por X circunstancias).

La anhedonia como síntoma 

El síntoma fundamental de la anhedonia es, como decíamos, la incapacidad para experimentar disfrute o placer. Muchas veces es un síntoma temporal, que se da dentro o fuera del contexto de un trastorno mental; es decir, esa capacidad para disfrutar puede recuperarse con el tiempo, no es algo que dure para siempre.

En realidad, más que hablar de “síntomas de la anhedonia” podemos hablar de la “anehdonia como un síntoma”, y este implica una falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros.

Es importante saber que, aunque las primeras definiciones de la anhedonia situaban como elemento central en su definición a la experiencia placentera, modelos recientes han empezado a enfatizar otro elemento fundamental en este concepto: la motivación o el deseo de participar en determinadas actividades

Es decir, enfatizan, más allá del placer, el motor que nos mueve (motivación) y la sensación previa al placer o a la ejecución de la acción (deseo).

Causas de la anhedonia

Existen diversas causas que pueden explicar la aparición de la anhedonia:

+ Déficit de dopamina 

Por un lado, se ha postulado la posible existencia de causas fisiológicas, a través de una alteración en el cerebro que dificulta la síntesis de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor cerebral que está implicado en las sensaciones de placer y gratificación.

Si su síntesis está alterada (y, por lo tanto, tenemos menos dopamina en el cerebro), pueden aparecer síntomas como la anhedonia.

La síntesis de dopamina no depende únicamente de nuestros mecanismos cerebrales, sino de nuestros hábitos diarios. Por ejemplo, el consumo de ciertas drogas o la abstinencia de las mismas, tomar determinados fármacos (sobre todo, antidepresivos y ansiolíticos) o llevar una vida sedentaria, pueden afectar la síntesis de dicha sustancia (reduciendo sus niveles). Por contra, practicar deporte, escuchar música o quedar con los amigos (y disfrutar con ellos) puede aumentar la síntesis de dopamina.

+ Sufrir algún trastorno mental 

Otra posible causa de la anhedonia es padecer algún trastorno mental previo que justifique el síntoma, como, por ejemplo:

- Depresión 

Más allá de las causas fisiológicas, el hecho de padecer un trastorno del estado de ánimo, como sería la depresión, también podría explicar la aparición de anhedonia. A su vez, las causas de la depresión se relacionan con mecanismos biológicos, sociales y emocionales.

- Esquizofrenia

Padecer esquizofrenia también podría ser otra posible causa de la anhedonia. En este caso, forma parte de la sintomatología negativa de la esquizofrenia (Kaiser et al., 2011), junto a otros síntomas como la pobreza afectiva o la incongruencia afectiva.

- Ansiedad y estrés

Estar viviendo una época especialmente estresante también puede desembocar en un síntoma como la anhedonia. De igual forma, padecer ansiedad también puede causar este tipo de síntoma.

Una variante de la anhedonia: la anhedonia social

Existe una variante de la anhedonia que es la anhedonia social. Esta se define como una falta de interés o disfrute por el contacto social y una falta de placer en las situaciones sociales.

Según un artículo de Gooding et al. (2016), publicado en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental, la anhedonia social es una característica común en una amplia variedad de trastornos psiquiátricos. Estos incluyen: la depresión mayor, la esquizofrenia y los trastornos del espectro esquizofrénico, los trastornos de estrés postraumático (TEPT), el autismo y los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

 De igual forma, en estos trastornos también podemos encontrar la anhedonia generalizada (a la que nos hemos referido hasta el momento), ya sea en momentos puntuales del trastorno o durante épocas más largas. 

El tratamiento de la anhedonia 

Muchas veces tratar la anhedonia implica tratar el trastorno de base que justifique dicho síntoma. Por ejemplo, en el caso de la depresión, se suele emplear la programación de actividades agradables, un tipo de técnica encuadrada dentro de la terapia de conducta. 

Su objetivo es que la persona salga del estado de apatía en el que se encuentra y vuelva a hacer cosas que le hagan disfrutar (de forma progresiva). Una vez la persona sale de ese estado de apatía (que suele aparecer junto a la anhedonia), ya puede empezar a trabajar otros aspectos y síntomas más de tipo emocional, como el sentimiento de tristeza y/o vacío, la rabia, la culpa, etc.

Es importante destacar que este es considerado un tratamiento eficaz para la depresión, con evidencia empírica que la respalda. A través de esta técnica se combate la anhedonia, pero también otros síntomas depresivos.

De igual forma, deberá tratarse cada trastorno en concreto donde aparezca la anhedonia, con los tratamientos específicos para cada caso. Y en caso de que no aparezca un trastorno que justifique este síntoma, será importante analizar la causa del mismo y empezar a trabajar en ella.

La escucha activa (que fomenta la expresión emocional del paciente) y la validación emocional (que implica no juzgar sus emociones, normalizarlas), son técnicas útiles para que el paciente empiece a abrirse y para que pueda ir entendiendo qué le causa esa anhedonia y cómo puede empezar a combatirla. 

Todos podemos sentir anhedonia en algún momento 

Como hemos visto, la anhedonia puede aparecer de forma aislada o en el contexto de algún trastorno mental. Sentir anhedonia puede conllevar emociones diversas en cada persona: hay quien lo vive con incomodidad y sufrimiento y hay personas que interiorizan este síntoma desde un estado de más calma, entendiéndolo como algo que es temporal.

Es importante normalizar la anhedonia; normalizar no implica restarle valor, sino entender que hay muchas personas que sienten anhedonia a lo largo de su vida y que es algo normal, que muchas veces va ligado a las vivencias personales (una situación de pérdida o duelo, tristeza, etc.). Muchas veces, necesitamos un tiempo de reajuste para afrontar ciertas situaciones y reorganizar nuestra realidad, y este proceso conlleva síntomas como el descrito.

Pero normalizar no implica no tratar; si vemos que este estado se prolonga en el tiempo, siempre recomendaremos pedir ayuda profesional. 

 

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.
  • Gooding, D. et al. (2016). Adaptación española de la versión para adultos de la Escala de Placer Interpersonal Anticipatorio y Consumatorio. Revista de Psiquiatría y Salud Mental: 71-77.
  • Kaiser, S., Heekeren, K. & Simon, J. (2011). The negative symptoms of schizophrenia: Category or continuum. Psychopathology, 44: 345-353.

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