Mutismo selectivo: cuando hablar se convierte en un trastorno de ansiedad
Qué es el mutismo selectivo y cómo repercute en la vida adulta
- Qué es el mutismo selectivo
- Causas del mutismo selectivo
- Síntomas del mutismo selectivo
- El mutismo selectivo en adultos
- Tratamiento del mutismo selectivo
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No es que se haya quedado mudo, es que no puede hablar en determinadas situaciones. El mutismo selectivo es un problema que afecta a 1 de cada 1.000 niños y que se puede arrastrar hasta la edad adulta. Está relacionado con la timidez extrema, con la fobia social, con el miedo a hablar en público o con el miedo escénico, pero en cualquier caso se trata de un trastorno de ansiedad que conviene tratar cuanto antes. ¿Quieres saber más sobre el mutismo selectivo? En Diario Femenino te contamos en qué consiste exactamente, cuáles son sus causas, sus síntomas y cómo se puede tratar.
Qué es el mutismo selectivo
El mutismo selectivo se detecta en la infancia. Se trata de una dificultad para expresarse verbalmente en algunas situaciones o entornos, como el colegio, en el parque o en otras interacciones sociales que se salen del ámbito más cercano o familiar. No es una cuestión de competencias lingüísticas, el niño con mutismo selectivo puede hablar perfectamente, pero solo si se encuentra cómodo.
Pertenece al ámbito de los trastornos de ansiedad y no conviene considerarlo "cosas de niños", manías o simple timidez. Si no se trata, el mutismo selectivo se arrastra hasta la edad adulta aumentando las limitaciones en el desarrollo personal, profesional, social y afectivo de ese primero niño, después adolescente y más tarde adulto.
Causas del mutismo selectivo
Pero, ¿cuál es la causa del mutismo selectivo? Se descarta un fallo en las capacidades lingüísticas, por lo que debemos buscar en el aspecto emocional. La principal causa del mutismo selectivo es la ansiedad. Contrariamente a lo que se piensa, la ansiedad no es una enfermedad exclusivamente de adultos, pero todavía no se le da la suficiente importancia al impacto que tiene este trastorno en la vida de los niños.
La ansiedad que deriva en mutismo selectivo está relacionada con el exceso de perfeccionismo, con una alta autoexigencia y también con ciertos miedos, como el miedo a hacer el ridículo, a que otros niños se rían de lo que dice, a no ser escuchado o tenido en cuenta o el miedo tan clásico de los adultos a ser juzgados. Es una especie de fobia social que se manifiesta en la incapacidad para hablar cuando se encuentra en una situación que considera peligrosa.
No se descarta el factor genético como causa del mutismo selectivo, lo que no quiere decir en ningún caso que no se pueda tratar o que no se pueda superar. La timidez, que en algunos casos también se piensa que es genética, puede a su vez favorecer la aparición del mutismo selectivo. Y como ocurre en el caso de las fobias, en una experiencia traumática también puede encontrarse el origen de este trastorno.
El mutismo selectivo se observa en todo tipo de niños, de toda clase y condición, pero parece que hay un aumento de los casos en niños de familias desestructuradas, retraídos socialmente por los conflictos familiares que viven a diario o aquellos que han sido víctimas o testigos de abusos.
Síntomas del mutismo selectivo
Puede que conozcas algún caso o que lo estés viviendo con tus propios hijos. Un día te llaman del colegio y te dicen que tu hijo no habla, que no participa en clase y que no hay forma de sacarle una palabra. A ti te extraña, porque en casa todo es normal, tu niño habla perfectamente y no parece tener ninguna dificultad cognitiva. Tal vez sea un poco tímido.
En efecto, los niños con mutismo selectivo se inhiben a la hora de hablar fuera de su entorno más cercano. Esto puede provocar bastantes problemas académicos, ya que no participa en las clases y mucho menos en los trabajos de grupo.
El sufrimiento de una persona con mutismo selectivo es algo a tener en cuenta, ya que en niños frena por completo su desarrollo en todos los ámbitos de la vida. Un niño silencioso es un niño aislado socialmente con riesgo de padecer acoso escolar. Posteriormente, será un adolescente poco o nada integrado que poco a poco se convertirá en un adulto con trastornos emocionales.
Los síntomas del mutismo selectivo son físicos y psíquicos. Por un lado, se trata de un trastorno de ansiedad que provoca los clásicos síntomas como sudoración, mareos, náuseas, palpitaciones o sensación de irrealidad. Por otro lado, está ese miedo aterrador a hablar que no por ser irracional deja de ser menos intenso.
Este problema a la hora de hablar que convierte a un niño en pleno desarrollo en un niño silencioso y nada participativo provoca inevitablemente problemas de autoestima. A esa edad en la que los lazos sociales se amplían desde la familia hasta los compañeros de colegio, el niño con mutismo selectivo se queda estancado socialmente en una infancia eterna.
El mutismo selectivo en adultos
Insistimos en que el mutismo selectivo no es un trastorno meramente infantil. Es cierto que hace su aparición en la infancia, pero su falta de tratamiento impacta negativamente en la vida del adulto. Ese famoso miedo a hablar en público que tantas personas sufren puede convertirse en algo patológico hasta el punto de renunciar a un puesto de trabajo por no tener que enfrentarse a la temida situación.
Los adultos sufren las consecuencias del mutismo selectivo en forma de fobia social, a veces de agorafobia y en una extrema dificultad para desarrollar plenamente su vida social y afectiva. Hablando se entiende la gente, dicen, por eso las personas con mutismo selectivo viven rodeadas de incomprensión.
Y ante un trastorno cualquiera, como adultos que somos, debemos buscar una solución y un tratamiento. Las limitaciones que impone el mutismo selectivo no nos benefician en nada a la hora de tener una vida plena, con sentido y feliz. Así que es hora de buscar la mejor terapia para superar este trastorno.
Tratamiento del mutismo selectivo
Ante todo hay que tener en cuenta que no podemos superar toda una vida de mutismo selectivo y sus consecuencias por nuestros propios medios. La ayuda psicológica es fundamental y en muchos casos es necesario también el apoyo de un logopeda. Si bien no puede faltar la terapia cognitivo conductual por su gran eficacia a la hora de tratar cualquier trastorno emocional, hay otras estrategias con las que se puede combinar.
Como por ejemplo, la terapia de exposición gradual. La persona con mutismo selectivo va seleccionando situaciones en las que no puede hablar y elige alguna de las menos complicadas. Una boda de unos primos lejanos es una buena ocasión para empezar a practicar a hablar entre toda esa gente. Y así, poco a poco ir aumentando la dificultad de las situaciones temidas.
Ayuda bastante grabar a la persona con mutismo selectivo cuando está interactuando y hablando con normalidad en una situación que le resulta cómoda. Así se reduce la sensación de incapacidad: no es que no tengas capacidad para hablar, porque cuando te sientes bien puedes hacerlo perfectamente.
Debido a la relación del mutismo selectivo con la ansiedad, no viene mal practicar técnicas de relajación, que reducen el nerviosismo y ayudan a poner en acción las estrategias de afrontación de miedos.
Y teniendo en cuenta que estamos ante un trastorno que tiene la timidez como causa o como consecuencia, es necesario también adquirir destrezas en el ámbito de las habilidades sociales. Pero todo esto, insistimos, de la mano de un profesional.
¿Y tú? ¿Habías escuchado hablar del mutismo selectivo? ¿Estás preocupada porque sospechas que tu hijo o tú misma lo padeces? Recuerda que en Diario Femenino tenemos respuestas a todo este tipo de problemas en nuestra categoría de 'ansiedad'. No dejes pasar ni un minuto más y ponle solución.
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