Carencias afectivas en adultos: señales de falta de amor en la niñez

 

Los seres humanos somos sociables por naturaleza, y esto significa que necesitamos sentir afecto desde que nacemos. Sentirnos cuidados, protegidos y amados por nuestros padres o cuidadores, es fundamental para el sano desarrollo emocional a lo largo de nuestras vidas. Cuando no tenemos amor de pequeños, las consecuencias de esta carencia nos afectan el resto de nuestras vidas, debido a que formamos un apego de estilo inseguro. 

Esto tendrá consecuencias en nuestra autoestima y en la manera de relacionarnos con los demás. Sin embargo, y por suerte, todo esto también puede trabajarse (y tratarse) de adultos, sobre todo a través de una adecuada terapia psicológica. En Diario Femenino te contamos las señales de falta de amor en la niñez y las consecuencias de las carencias afectivas. 

¿Qué son las carencias afectivas?

Siempre es importante que tengamos en claro los términos. Se habla de carencias afectivas cuando no se tienen los cuidados necesarios para nuestro desarrollo psicoemocional. Esto se refiere al nivel de atención y demostración de afecto por parte de los papás o de los cuidadores.  

La falta de cariño se traduce en inseguridad, la cual irá afectando cada etapa de su desarrollo hasta la edad adulta, si no son tratadas. A lo largo de la vida, las consecuencias de las carencias afectivas en la niñez se van presentando de diversas maneras que incluyen aspectos emocionales, sociales, de autopercepción e incluso físicos.  

Durante la primera infancia, podemos notar que las consecuencias de las carencias afectivas se evidencian con niños muy inseguros, que lloran mucho e incluso pueden tender a enfermarse con frecuencia. Pueden desarrollar problemas del lenguaje en su edad escolar y su autoestima empieza a verse afectada. 

Se vuelven adolescentes muy tímidos e inseguros, que pueden ser muy retraídos y tener al mismo tiempo conductas significativas de rebeldía. El miedo a que los rechacen hace muy difícil que socialicen con otros adolescentes. 

Al llegar a la adultez, todas estas vivencias lo convierten en alguien con muchos problemas emocionales. En un estudio realizado (Moreno, et al., 2019) para determinar la influencia de las carencias afectivas durante la niñez en las relaciones de pareja de mujeres en edades universitarias, se evidenció que para la mayoría de ellas era muy difícil expresar sus sentimientos. 

Una gran cantidad de las encuestadas reflejó el no haber pasado tiempo de calidad con sus padres y que sienten no haber tenido una educación afectiva suficiente. Esto tuvo un impacto directo en sus vidas adultas, volviéndolas inseguras y con problemas de autoestima.  

 

Características de los adultos con carencias afectivas en la niñez

Sentir afecto en la infancia es importantísimo para el desarrollo sano de la personalidad. Si esto no sucede, los impactos pueden ser muy negativos, llegando incluso a producir trastornos mentales como ansiedad, depresión, entre otros. Algunos estudios, como este de Nayra Bellera y colaboradoras (2018), han demostrado que las carencias afectivas son un agravante importante en cuanto a los trastornos mentales.

Pero no todo desemboca en problemas de salud mental como los trastornos antes mencionados. Hay también otras consecuencias que se pueden experimentar en la vida cotidiana y que si no son tratadas a tiempo, pueden llegar a generar mucho malestar. Estamos hablando de:

+ Una baja autoestima

Uno de los impactos más significativos de las carencias afectivas durante la niñez es su afectación en la autoestima. Como adultos sentimos que no somos capaces o merecedores de afecto, lo que cambia nuestra conducta. Puede ser: tomar un papel de víctima o aparentar que nada nos afecta para no sentirnos vulnerables. 

+ Desconfianza en los demás

Al no creernos merecedores de cariño y afecto, tendemos a sentir desconfianza de lo que otras personas puedan sentir por nosotros. Esto significa una tendencia a pensar que cuando alguien expresa su amor o cariño, está mintiendo. Esto dificulta en gran medida las relaciones interpersonales.

+ Temor a estar solos

La soledad es uno de los más grandes temores de las personas que han sufrido carencias afectivas en su infancia. Esto se traduce en quedarse en relaciones dañinas, dependencia emocional, aceptar malos comportamientos o también, puede ser el miedo a tener una relación con alguien por temor a que nos dejen.

+ Relaciones de pareja sumisas

Tienden a ser personas sumisas y las conductas obsesivas están a la orden del día. Se siente una necesidad apremiante de saber todo el tiempo en dónde está la otra persona y, ante cualquier imposibilidad de saberlo, los pensamientos acerca de una posible infidelidad asaltan la mente de manera inmediata.

+ Necesidad constante de aprobación

Esto se refleja en las relaciones de todo tipo que se desarrollan a lo largo de nuestras vidas. Para una persona con carencias afectivas resulta muy fácil caer en manipulaciones e incluso en maltratos por parte de otras personas, al buscar de manera constante la aprobación de todo lo que se hace, piensa o dice. 

Consecuencias de las carencias afectivas en adultos

Como ya hemos visto, la afectación de estas carencias se pueden observar en todos los ámbitos de la vida. Pero podemos resumir las consecuencias en 3 grandes grupos:

+ Las personas que son muy miedosas. Tienden a necesitar aprobación constante, tienen mucho temor de ser rechazados o abandonados y por esto se vuelven sumisos y aceptan en ocasiones, malos tratos.

+ Las personas de carácter agresivo. Son los que suelen ser muy autoritarios y parecen carecer por completo de empatía hacia los demás. Suelen ser poco sociables.

+ Las personas dependientes. Se caracterizan por ser muy celosos y controladores, no solo con sus parejas, sino con cualquier tipo de relación. Tienden a querer acaparar la atención y el cariño de los demás todo el tiempo. 

 

El impacto de las carencias afectivas: de la niñez a la edad adulta

Recibir afecto es primordial para el desarrollo sano de nuestra personalidad; pero en ocasiones, esto no depende de nosotros y las consecuencias de no tratar el impacto que esto tiene en el alma puede ser muy negativo. No podemos controlar lo que nos pasó, pero sí nuestra actitud ante ello.

Haber crecido con carencias afectivas en la infancia tendrá repercusiones en nuestra vida adulta; en cómo experimentamos lo que no sucede, como nos percibimos a nosotros mismos e incluso en las capacidades que tenemos o creemos tener para hacer frente a la vida. 

Cuanto antes sean abordadas las consecuencias de las carencias afectivas en la niñez, más fácil será solventarlas, resinificarlas, crear nuevas estrategias para afrontarlas y hacer uso de la maravillosa capacidad que tenemos todos los seres humanos que es la resiliencia. 

Si este es tu caso y has tenido carencias afectivas en la niñez que afectan a tu vida adulta, busca ayuda profesional, nunca es tarde para sanar las heridas y apostar por una vida sana y feliz. ¡Te lo mereces!

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