Cómo se desarrolla la autoestima (en la infancia, adolescencia y adultez)

La formación del amor propio en las distintas etapas evolutivas de la vida

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. ¿Qué es la autoestima?
  2. La formación y evolución de la autoestima: principales factores
  3. La autoestima y su inicio en la infancia
  4. La autoestima en la adolescencia

La autoestima es algo que nos acompaña toda la vida. Tiene que ver con cómo nos tratamos, respetamos y amamos. También ha recibido otros nombres, como el de amor propio.

La autoestima presenta oscilaciones durante la vida, si bien es cierto que la infancia determina en gran parte cómo será la base de la autoestima de la persona. En niños que desarrollan un apego saludable con sus cuidadores, que se sienten protegidos y queridos, es más probable que la autoestima se desarrolle de forma saludable (es decir, que esta sea alta). 

Sin embargo, esto no significa que la autoestima no pueda potenciarse también de adultos, aunque resulta innegable que los primeros vínculos son importantes en su construcción.

Pero, ¿cómo se desarrolla la autoestima a lo largo de la vida, en las diferentes etapas evolutivas? ¿Qué experiencias, situaciones o elementos la crean? ¿De qué depende que la autoestima sea alta o baja? ¡Te lo contamos!

¿Qué es la autoestima?

La autoestima hace referencia a aquella percepción que tenemos de nosotros mismos, que se relaciona directamente con cómo nos tratamos y con cómo nos amamos.

Se trata de un concepto que va ligado al propio conocimiento, es decir, al autoconocimiento y también al autoconcepto. En sentido general, el autoconcepto puede definirse como el sistema de concepciones que las personas tienen sobre sí mismas. 

Tiene la función de proporcionar las bases para establecer una diferenciación de uno mismo respecto a los demás. Pero la autoestima también va ligada a las emociones hacia uno mismo, a las actitudes, comportamientos… es decir, todo aquello que hacemos por y para nosotros

La formación y evolución de la autoestima: principales factores

Pero, ¿de qué está “hecha” la autoestima? ¿Cómo se configura? Lo cierto es que es algo que se va construyendo a lo largo de toda la vida (con oscilaciones, subidas y bajadas...). Encontramos una serie de elementos que juegan un papel crucial en su formación:

- Primeros vínculos durante la infancia (permiten el desarrollo del apego).

- Relaciones con los iguales y con personas más pequeñas o más mayores.

- Experiencias con el entorno: en la escuela, con otros familiares, con amigos, etc.

- Educación recibida (por ejemplo, estilo educativo de las figuras parentales).

- Refuerzos y castigos que recibe de sus cuidadores.

- Estrategias y recursos personales.

- Experiencias que fomentan el autoconocimiento.

Es decir, los niños no nacen ya con autoestima, sino que esta se va desarrollando con los años. Como hemos visto, nace de las experiencias, de las relaciones con los demás y de la relación con uno mismo. También, de lo que obtiene el niño de su entorno y de cómo reacciona a él.

La autoestima es muy importante porque permite a la persona sentirse bien consigo misma, segura, con disposición para iniciar retos y para entusiasmarse a sí misma con sus propios proyectos. 

Es por esta razón por la que la autoestima está también relacionada con la autonomía y la independencia; además, estos aspectos, a su vez, permiten a la persona disponer de su propio espacio personal, conocerse a sí misma y por lo tanto seguir construyendo su autoestima.

La autoestima y su inicio en la infancia

Como decíamos, el origen de la autoestima se encuentra en la infancia (aunque es algo que está en constante “renacimiento”). En esta primera etapa evolutiva, lo que se va formando en realidad es el autoconcepto, que implica una observación y un análisis del propio cuerpo (por ejemplo; los niños empiezan a observarse y a reconocerse en el espejo). 

A medida que pasa el tiempo, se van dando cuenta de que las demás personas son diferentes a ellos/as mismos/as. 

A raíz de que el niño es cada vez más consciente de sí mismo y también de las diferencias con los demás, empieza a sopesar la posibilidad de que lo valoren o no. Y se enfrenta al miedo a no ser aceptado, a ser rechazado. Precisamente a partir de esas aceptaciones y rechazos se irá forjando su autoestima.

Según un artículo de Baumeister et al. (2013), citado en un estudio de Estefanía Torres (2016), uno de los beneficios de la autoestima alta en los niños es que, si la tienen, estos serán menos críticos consigo mismos y se basarán en sus propios criterios y valores a la hora de actuar. 

Además, una autoestima alta también permite resistir mejor a la presión social (y eso se extrapola a otras etapas de la vida, como la adolescencia o la adultez).

La autoestima en la adolescencia

En la adolescencia, una época tan llena de cambios y de especial vulnerabilidad, se produce una gran búsqueda de la propia identidad. Una identidad que aún resulta confusa para el adolescente, que se está definiendo. Y muy ligada a esa identidad, encontramos la construcción progresiva de la autoestima. 

Si el adolescente logra conocerse, aceptarse, quererse, ir definiendo su propia identidad… entonces, es más fácil que su autoestima sea positiva. En cambio, si se encuentra perdido consigo mismo, es más probable que esa autoestima no esté tan bien definida.

Si el adolescente se siente integrado en un grupo, aceptado, querido por sus padres… es más probable que su autoestima sea positiva (aunque esto no ocurre siempre así). ¿Por qué?

Porque hay variables más allá de estas que influyen en el desarrollo de una buena autoestima, como por ejemplo: la autoexigencia del adolescente, otro tipo de experiencias que vive, los recursos que desarrolla, su camino hacia el autoconocimiento, etc.

La autoestima en la adultez

En la adultez, la autoestima está más o menos desarrollada, pero eso no significa que sea inmóvil o permanente. De hecho, la construcción de la autoestima implica un constante reajuste; es decir, la autoestima sufre cambios durante toda la vida. En la adultez, aunque suele estar más consolidada, también puede variar y esto depende en gran parte de las experiencias que vivamos.

Así, aunque en los primeros vínculos y en las experiencias tempranas la autoestima se va definiendo, ya que estas experiencias tienen un impacto enorme en nuestro autoconcepto, las experiencias de adulto también pueden tener un impacto en la autoestima

Y esto hace que esta pueda ser muy positiva en una época (por ejemplo, cuando nos sentimos realizados, a gusto con nosotros mismos, cuando nos gusta nuestra vida, nos tratamos bien, estamos estables, etc.) y más negativa en otra (por ejemplo, cuando no nos sentimos realizados en el trabajo o cuando sufrimos un rechazo importante en algún ámbito de nuestra vida).

Eso sí, es importante saber que, si nuestra autoestima adquirió una base sólida y fuerte en la niñez, es más probable que las experiencias negativas de la vida no tengan un impacto tan grande en ella.

Reflexión final sobre la autoestima

Como hemos visto, la autoestima evoluciona y tiene que ver con cómo nos evaluamos a nivel físico, intelectual y psicológico. Es algo que se forma desde la niñez y está mediatizada por la opinión que tenemos de nosotros mismos. Esta opinión la construimos a través de las experiencias y de nuestras relaciones con los demás. 

Gozar de una buena autoestima es saludable a nivel psicológico y nos hace sentirnos a gusto con nosotros mismos; además, la baja autoestima se ha asociado a alteraciones emocionales y a diversos trastornos psicológicos, como por ejemplo la depresión. Por ello, es tan importante prestarle atención y sobre todo, cuidarla.

“Quererse a uno mismo es el principio de un romance para toda la vida”.
-Oscar Wilde-

 

Referencias bibliográficas:

  • Baumeister, R.F., Campbell, J. D., Krueger, J.I. y Vohs, K.D. (2003). Does high self-esteem cause better performance, interpersonal success, happiness, or healthier lifestyles? PsychologicalScience in PublicInterest, 4: 1-44. 
  • Hill, S.E. & Buss, D.M. (2006). "The Evolution of Self-Esteem." In Michael Kernis, (Ed.), Self Esteem: Issues and Answers: A Sourcebook of Current Perspectives.
  • Torres, E. (2016). Estudio de la autoestima en la infancia temprana: análisis a través del dibujo infantil. Trabajo de Fin de Grado. Universidad de Granada.

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