En qué consiste la vigorexia: causas de la obsesión por el cuerpo
Síntomas más comunes y tratamiento de la vigorexia
- Vigorexia: ¿qué es y cómo se expresa?
- Causas de la vigorexia: ¿qué hay detrás?
- Los síntomas más comunes de la vigorexia
- La belleza más allá del físico: cómo gestionar la vigorexia
La vigorexia es un trastorno caracterizado por una obsesión en conseguir aumentar cada vez más la masa corporal. No existe como diagnóstico "oficial" en los manuales de referencia, pero en el DSM-5, por ejemplo, la vigorexia sería bastante equivalente al trastorno dismórfico corporal (dismorfia corporal).
La dismorfia corporal se caracteriza por una preocupación excesiva y desproporcionada hacia una parte específica del cuerpo (en el caso de la vigorexia, la preocupación gira alrededor de la propia silueta y de la musculatura).
¿De dónde proviene la vigorexia? ¿Qué causas pueden explicar su aparición? Tal y como afirman Rosario Muñoz y Amelia Martínez, en su estudio (2007) titulado "Ortorexia y vigorexia, ¿nuevos trastornos de la conducta alimentaria?", en la sociedad de consumo actual los valores predominantes son el culto al cuerpo y la salud, y con ellos, encontramos un caldo de cultivo perfecto para nuevas alteraciones como la ortorexia y la vigorexia.
En Diario Femenino explicamos con más detalle en qué consiste la vigorexia, qué causas se esconden detrás de él y cuáles son sus síntomas más característicos (cómo se comporta un vigoréxico).
Vigorexia: ¿qué es y cómo se expresa?
La vigorexia es un trastorno que implica una obsesión a desarrollar una imagen corporal fuerte, musculosa y con poca o nada de grasa. Las personas que sufren vigorexia, pese a acabar desarrollando una musculatura fuerte, sienten que nunca están lo suficientemente fuertes y se obsesionan con la idea de estarlo siempre "un poco más".
Paradójicamente, por mucho que trabajen en su cuerpo, siguen sintiendo vergüenza hacia el mismo, precisamente por esta creencia -errónea o distorsionada- de no tener la silueta fuerte y atlética que desean y que en realidad, en su mente nunca llega. Sufren, en este sentido, una distorsión de la imagen corporal.
A veces, a este trastorno se le denomina también anorexia invertida. ¿Por qué? Porque estas personas no se privan de la alimentación, sino justamente "lo contrario"; se obsesionan con ingerir grandes cantidades de proteínas, y consumen también anabolizantes. Estos pueden causarles efectos secundarios diversos, como: la caída del cabello, cambios de humor, aumento de las glándulas mamarias o, incluso, problemas cardíacos.
La búsqueda de un cuerpo que no existe
La persona con vigorexia realiza ejercicio físico de forma intensiva, obsesiva y hasta descontrolada. Y no porque considere que este es sinónimo de salud, o simplemente porque le haga sentir bien, sino porque lo que quiere es conseguir ese cuerpo deseado y "perfecto", lo que le lleva a sacrificar su bienestar y su salud (física y mental).
Y ese ideal de cuerpo, como decíamos, nunca llega, precisamente por eso, porque es un ideal y solo existe en la mente de la persona con el trastorno. Y tampoco llega, por la distorsión de la imagen corporal ya descrita.
Causas de la vigorexia: ¿qué hay detrás?
Las causas de la vigorexia, como ocurre con todos los trastornos, son diversas. Es más, el origen del trastorno suele deberse a la suma de varias causas, es decir, su etiología es multifactorial. ¿Por qué se desarrolla la vigorexia?
+ Valores y creencias: el culto al cuerpo
La cultura de la imagen juega un rol determinante en la imagen que nos formamos de nosotros mismos (la autoimagen). Esta autoimagen, a su vez, influencia nuestro autoconcepto, y este, nuestra autoestima.
¿Qué ocurre? Que en esta sociedad en la que vivimos, con un culto tan desmesurado a la belleza física y al cuerpo "perfecto", corremos el riesgo de desarrollar esta obsesión por conseguirlo. En nuestra mente se instaura la idea irracional de que, para encajar en la sociedad y triunfar, debemos presumir de cuerpos atléticos, bellos y fuertes.
Y lo que empieza siendo un trabajo de salud, acaba por convertirse en una obsesión y en una adicción, con la consiguiente pérdida de control en las conductas de entrenar, de ingerir proteínas y de cuidar, meticulosamente, la dieta (y en la mente del vigoréxico resuena: ¡no vaya a ser que ingiera una caloría "de más"!).
+ Expectativas irreales de cuerpos perfectos
Las expectativas irreales de cuerpos perfectos, sustentadas en una distorsión de la imagen corporal, es uno de los factores de riesgo a la hora de desarrollar vigorexia. En ese caldo de cultivo que son las expectativas, basta una semilla de inseguridad y de deseo de agradar para acabar desarrollando una auténtica obsesión por la imagen.
Y de la obsesión a la vigorexia solo hace falta dar unos pasos más: el ambiente puede jugar un papel clave en todo esto, así como la personalidad (por ejemplo, el hecho de ser muy perfeccionista).
+ La asociación de la belleza con un determinado tipo de cuerpo
Por otro lado, no olvidemos que la cultura actual "premia" a las personas con cuerpos físicamente atractivos, delgados, musculosos… pero no con "excesiva" grasa o sin forma.
Parece que, inconscientemente, asociemos la belleza a la delgadez o al cuerpo atlético y trabajado, y la belleza, al éxito y a la felicidad. En este contexto sociocultural, puede llegar a ser entendible que acabemos desarrollando esta obsesión por buscar -y mantener- un cuerpo perfecto.
Los síntomas más comunes de la vigorexia
¿Cómo se manifiesta la vigorexia? Los síntomas más frecuentes asociados al trastorno son:+ Obsesión por la imagen corporal
Esta obsesión se traduce en comportamientos como: mirarse con mucha frecuencia en todo tipo de espejos (en casa, por la calle, en escaparates…), realizar conductas de comprobación del peso y la silueta, etc.
+ Búsqueda de un cuerpo siempre más musculado
La persona con vigorexia entrena duro para conseguir un cuerpo cada vez más musculado. Su objetivo es ir aumentando cada vez más su masa muscular. Para ello se pasa largas horas en el gimnasio, lo que acaba interfiriendo en su vida social o en su trabajo.
+ Ingesta de proteínas
Otro de los síntomas de la vigorexia es la ingesta de proteínas para cultivar esa masa muscular, y que también se torna una obsesión. Las personas con el trastorno pueden llegar a modificar planes, dejar de ir a restaurantes o incluso, llevarse el tupper de comida proteica en una boda, con tal de no dejar de comer "bien" ni un solo día.
+ Ocultamiento del cuerpo
Al contrario de lo que se podría pensar, la persona con vigorexia no está orgullosa de su cuerpo, ni pretende exhibirlo (o si lo hace, es con miedo, inseguridad o ansiedad).
En realidad, el auténtico vigoréxico sufre una gran falta de confianza que le hace ocultar su cuerpo ante los demás, porque considera que no está lo suficientemente musculado.
+ Dietas extremas y/o anabolizantes
Los vigoréxicos siguen dietas extremas donde las proteínas adquieren un papel central. Reducen o eliminan por completo el consumo de alimentos procesados y azúcares.
Y además, siguen dichas dietas de forma estricta. Suelen tomar también suplementos perjudiciales para la salud, como por ejemplo anabolizantes.
+ Ansiedad si no se entrena o si no se puede seguir con la dieta extrema
Aparece una intensa ansiedad si no se puede seguir la dieta o si no se puede entrenar. El vigoréxico suele ser rígido y perfeccionista, y el hecho de tener que adaptarse a algún cambio o dejar de entrenar un día le puede generar verdadera ansiedad y malestar.
La belleza más allá del físico: cómo gestionar la vigorexia
Si crees que tu preocupación por la imagen corporal, por ganar masa muscular, ha ido aumentando hasta convertirse en una obsesión que interfiere en tu bienestar, te animamos a pedir ayuda profesional.
El primer paso para combatir este trastorno es tomar conciencia del mismo para poco a poco, ir trabajando en la propia autoestima y en una belleza que podamos apreciar y admirar en nosotras mismas y en nuestra forma de ser, más allá del aspecto físico.
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
- Muñoz, R. y Martínez, A. (2007). Ortorexia y vigorexia, ¿nuevos trastornos de la conducta alimentaria? Trastornos de la conducta alimentaria, ISSN-e 1699-7611, 5: 457-482.
- Pérez, M., Fernández, J.R., Fernández, C. y Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I y II:. Madrid: Pirámide.
- Stoppler, M.C. (2008). Drunkorexia, manorexia, diabulimia: New eating disorders. MedicineNet.
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