Hipocondría: tips para afrontar la preocupación desmedida por la salud

Síntomas y tratamiento de la hipocondría

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. ¿Qué es exactamente la hipocondría?
  2. Síntomas más conocidos de la hipocondría
  3. Diferentes tipos de hipocondría que debes conocer
  4. Consejos efectivos para tratar la hipocondría

La hipocondría hace que la persona sienta que tiene una enfermedad, normalmente grave, aunque realmente esté todo bien a nivel médico. Esta creencia nace de la interpretación errónea de una serie de sensaciones corporales, que suelen ser sensaciones de tipo ansioso, que la persona magnifica e interpreta como señales inequívocas de estar padeciendo una enfermedad.

Pero, ¿qué más sabemos de la hipocondría (ahora denominada trastorno de ansiedad por enfermedad? ¿Cuáles son sus síntomas y el tratamiento psicológico de elección? ¿Qué tips son los más útiles para afrontar la preocupación desmedida por la salud? Te lo contamos en Diario Femenino.

¿Qué es exactamente la hipocondría?

La hipocondría es un trastorno de ansiedad que podría afectar al 15-20% de la población. El doctor Josep Maria Farré, jefe de Psiquiatría en el Instituto Universitario Dexeus, es uno de los profesionales que más ha estudiado el trastorno en España, y asegura que "es una enfermedad que se ha diagnosticado poco y mal, pero que se están dando pasos para enmendarlo".

La hipocondría actualmente ya no recibe esta nomenclatura, sino la de trastorno de ansiedad por enfermedad (aunque a lo largo del artículo usaremos ambos conceptos indistintamente). Así se recoge en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales).

Se define como un "trastorno caracterizado por la presencia de un elevado nivel de miedo, preocupación y ansiedad ante la creencia o el convencimiento de estar padeciendo una enfermedad médica grave, o bien por la posibilidad de estar contrayéndola".

La creencia de estar enfermo deriva de la percepción de pequeñas alteraciones o sensaciones del cuerpo, que se interpretan como signos inequívocos de trastornos graves. La hipocondría puede surgir después de haber experimentado una enfermedad larga (y/o dolorosa), o después de que alguien del entorno la sufra.

Síntomas más conocidos de la hipocondría

Siguiendo los criterios diagnósticos del trastorno de ansiedad por enfermedad del DSM-5, el principal síntoma de la hipocondría es la preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave. A este síntoma se le suman los siguientes:

+ No existen síntomas somáticos o, si están presentes, son únicamente leves.

+ Si existe otra afección médica o un riesgo elevado de presentar una afección médica (por ejemplo, antecedentes familiares importantes), la preocupación de la persona es claramente excesiva o desproporcionada.

+ Existe un grado elevado de ansiedad acerca de la salud, y la persona se alarma con facilidad por su estado de salud.

+ La persona manifiesta comportamientos excesivos relacionados con la salud (por ejemplo, puede comprobar repetidamente si en su cuerpo existen signos de enfermedad).

+ También puede evitar "adaptarse" a esta situación, por ejemplo evitando las visitas al médico y/o al hospital.

+ La preocupación por la enfermedad ha estado presente al menos durante seis meses, pero la enfermedad temida específica puede variar en ese período de tiempo.

+ La preocupación relacionada con la enfermedad no se explica mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, por un trastorno de ansiedad o un TOC).

Diferentes tipos de hipocondría que debes conocer

El DSM-5 señala que para hacer un diagnóstico de hipocondría debemos señalar la tipología del trastorno, pudiendo encontrar dos:

+ Hipocondría "tipo con solicitud de asistencia": en este caso la persona utiliza de forma frecuente la asistencia médica, la cual incluye visitas al clínico o pruebas y procedimientos.

+ Hipocondría "tipo con evitación de asistencia": en este tipo de hipocondría, la persona raramente utiliza la asistencia médica (más bien, la evita).

Consejos efectivos para tratar la hipocondría

El tratamiento de la hipocondría es principalmente psicológico, ya que a nivel farmacológico, no existe un tratamiento farmacológico específico para este trastorno de ansiedad. 

En este sentido, lo que se hace a veces es complementar la terapia psicológica con la administración de ansiolíticos o antidepresivos para que la persona esté un poco más tranquila y pueda beneficiarse más de la terapia psicológica. Pero la terapia de elección es la psicológica. Hablamos de la más utilizada.

El tratamiento de elección para la hipocondría, a nivel psicológico, es la terapia cognitivo-conductual, ya que es la que mejores resultados ha mostrado hasta la fecha. Explicamos resumidamente en qué consiste este tipo de terapia.

+ Detectar las creencias y su interferencia

Este tipo de intervención busca, primeramente, ayudar a la persona a detectar sus creencias respecto a su estado de salud. El siguiente paso será ayudarle a identificar hasta qué punto, y de qué forma, estas interfieren en su bienestar. 

+ Plantear un trastorno de ansiedad y no un problema médico

En las siguientes sesiones, se le planteará la alternativa o posibilidad de que su problema pueda tener más relación con un trastorno de ansiedad que con un problema realmente médico. De esta forma, se le enseñará un modelo explicativo del fenómeno (lo que denominamos psicoeducación). 

La terapia ideal para realizar todos estos pasos es la terapia de Warwick y Salkovskis (1986), quienes también proponen prevenir la respuesta de búsqueda de información tranquilizadora del paciente, cuando este acude a los médicos y a la realización de pruebas que "confirmen" su diagnóstico o enfermedad.

+ Experimentos conductuales que demuestren lo contrario a lo que se piensa

De esta forma, se empieza a trabajar en las actividades que la persona realiza para comprobar su estado de salud; se le propone que pueda realizar experimentos que contradigan o "nieguen" sus creencias. 

También se establece un compromiso con el paciente para que se comprometa a no realizar estas comprobaciones (denominadas "conductas de seguridad"), y se le anima a realizar un pequeño autorregistro en el que anote:

  • Los momentos de ansiedad
  • Las conductas realizadas y no realizadas
  • Las emociones que siente

En el autorregistro, además, anotará los datos a favor y en contra de las sospechas que tiene de su posible enfermedad, para que en sesión pueda cuestionarlas y debatirlas junto al terapeuta.

+ Exposición en imaginación

Tras estos pasos, se le ayuda al paciente a realizar una exposición en imaginación respecto a su ida de enfermar o de padecer cualquier enfermedad. Para ello, se deberá entrenar esta imaginación (incluyendo detalles, sensaciones físicas y psicológicas…). El reto es aprender a sentir y tolerar esas sensaciones sin realizar conductas de comprobación, y darse cuenta y/u observar que "no pasa nada".

+ Los efectos de la autofocalización y las actividades distractoras

Por otro lado, también se educa al paciente para que entienda los efectos de la autofocalización, es decir, del hecho de concentrar la atención en sus "síntomas" y sensaciones (típico en la hipocondría), que lo que hace es aumentar el malestar y exacerbar las sensaciones físicas, como si estas fueran más intensas de lo que realmente son. 

Se le pueden proponer también actividades para distraerse para que aprenda a variar el foco atencional, es decir, para que identifique y pruebe hacia qué otras cosas puede prestar atención más allá de al cuerpo y a las sensaciones corporales.

+ Reestructuración cognitiva

Finalmente, otra técnica propia de la intervención psicológica cognitivo-conductual para la hipocondría, es la reestructuración cognitiva. Esta permite que el paciente pueda sustituir sus pensamientos irracionales en relación a su cuerpo, y a su posible enfermedad, por otros más realistas y objetivos.

Si crees que podrías estar experimentando los síntomas de la hipocondría, o algunos de ellos, te animamos a pedir ayuda profesional para afrontar la preocupación desmedida por la salud.

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