9 señales de que tienes poca inteligencia emocional (y debes mejorarla)

¿Te cuesta mucho reconocer tus propias emociones y las de los demás?

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Signos de que tu inteligencia emocional es baja
  2. Reflexión final sobre la inteligencia emocional

Se habla mucho de inteligencia emocional, pero, ¿sabemos lo que es realmente? ¿Cómo saber si la tenemos? Son muchos los autores que, sobre todo desde la psicología, han intentado describir qué es la inteligencia emocional

El primero en hablar de ella fue el psicólogo Daniel Goleman, con su libro “Emotional Intelligence” (1995). Goleman la define como “aquella capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones". También se ha hablado mucho de sus componentes. Algunos de los más citados son: 

- La capacidad para identificar las emociones propias y ajenas.

- La empatía.

- La autoestima.

- La asertividad.

- La gestión emocional.

- La capacidad de automotivación.

- La capacidad de relacionarnos adecuadamente.

Pero, ¿cómo saber que tenemos inteligencia emocional? ¿Cuáles crees que serían las señales de que tienes poca inteligencia emocional? En Diario Femenino hablamos de algunas de las más importantes, que te permitirán poner el foco en aquello que quizás necesites trabajar para manejar más adecuadamente tus emociones.

Signos de que tu inteligencia emocional es baja

1 Te cuesta identificar las emociones

Esto se extrapola a las emociones propias y a las ajenas. Uno de los componentes de la inteligencia emocional es la identificación de emociones; por ello, si te cuesta identificar qué sientes a cada momento o diferenciar las emociones, tanto tuyas como ajenas, podrías tener dificultades de inteligencia emocional.

No olvides que poder describir las emociones, o si más no, “etiquetarlas”, es el primer paso para entenderlas, y la comprensión emocional es fundamental para una buena gestión emocional.

2 Pierdes los nervios con facilidad

La gestión emocional implica manejar adecuadamente las emociones, eso es, darles su espacio, su lugar, y comprenderlas sin que nos desborden por completo. Ello incluye la gestión de todo tipo de emociones, tanto positivas como negativas (o más bien, agradables y desagradables). 

Así que, si los nervios, la tensión o la ansiedad te desbordan y te llevan a cometer actos que no te hacen sentir bien o de los que no estás orgullosa (por ejemplo, perder los papeles), quizás sea momento de trabajar en esta gestión emocional.

3 Te cuesta ponerte en el lugar de los demás

Esta capacidad hace alusión a la famosa empatía, un componente esencial de la inteligencia emocional. Así, la empatía nos permite ponernos en el lugar del otro, sentir lo que siente y desde ahí, comprenderlo. 

Por ello, una de las señales de que tienes poca inteligencia emocional es la falta de empatía, que se evidencia en situaciones como: ser incapaz de escuchar al otro con atención, no entender nunca las emociones de nuestros amigos, tener dificultades para imaginar qué pueden estar sintiendo, etc.

4 Te estresas con facilidad

La gestión del estrés también es una habilidad propia de las personas con inteligencia emocional. No olvidemos que el estrés repercute en nuestras emociones y en nuestros pensamientos y que esto tiene mucho que ver con la salud mental. 

Por ello, si sientes que no sabes gestionar el estrés, que repercute negativamente en tu estado anímico y en tu energía, en tus pensamientos, en tus conductas… Esta sería otra de las señales de que tienes poca inteligencia emocional.

“No es el estrés el que nos hace caer, sino la forma en que respondemos a los eventos estresantes”.
-Wayde Goodall-

5 Sientes rencor a menudo

El rencor es una emoción natural que sentimos cuando alguien nos hace daño o nos falla. Sin embargo, es una emoción que puede llegar a ser muy dañina, sobre todo, si se cronifica en el tiempo. Si, además, lo sientes de forma recurrente, esto quizás te está indicando que necesitas trabajar en tu inteligencia emocional. 

¿Por qué? Porque ella también conlleva gestionar adecuadamente las emociones negativas hacia los demás y ser capaces de perdonar y de aceptar las cosas que nos suceden. Recuerda que perdonar no significa olvidar, sino darse la oportunidad de empezar a sanar.

6 Responsabilizas a los demás de todo

La inteligencia emocional también tiene que ver con responsabilizarse de nuestra vida, de nuestras decisiones y de las repercusiones de esta, etc. Por ello, responsabilizar constantemente a los demás de nuestros errores o de nuestras acciones podría ser otra de las señales de que tienes poca inteligencia emocional. 

Además, es un comportamiento bastante infantil, ya que es muy típico de los niños. Sin embargo, como adultos, hemos de empezar a ser capaces de discriminar qué depende de nosotros y qué no, qué hemos hecho mal y qué no, etc. Y sobre todo, responsabilizarnos de ello.

“Somos peligrosos cuando no somos conscientes de nuestra responsabilidad sobre cómo nos comportamos, pensamos y sentimos”.
-Marshall B. Rosenberg-

7 Te ofendes con facilidad

Todas tenemos derecho a ser sensibles ¡y está bien! Sin embargo, cuando todo nos ofende, cuando sentimos que todo, absolutamente todo, lo dicen hacia nosotras (y en contra nuestra), incluso el más mínimo comentario inofensivo, entonces quizás sea hora de trabajar en nuestra inteligencia emocional. 

Y este punto tiene mucho que ver con la seguridad personal y la autoestima; cuando tenemos buena autoestima, las cosas nos pueden afectar, sí, pero somos capaces de no otorgar demasiada importancia a las cosas que los demás digan de nosotros

¿Por qué? Porque estamos seguras de nosotras mismas. Si empiezas a quitarle importancia a la opinión de los demás, será más fácil que no te sientas ofendida por comentarios que ni siquiera se refieren a ti

8 Tienes dificultades para ser asertiva

Como veíamos en la introducción, la asertividad es otro de los componentes de la inteligencia emocional. Esta se define como la capacidad para decir “no”, para poner límites y, sobre todo, para decir lo que pensamos realmente sin faltar al respeto u ofender, de forma clara, sincera y honesta. 

Cuando somos asertivos, expresamos nuestras opiniones, deseos, sentimientos… de forma adecuada, sin gritar y, sobre todo, respetando los derechos de los demás. Si no lo somos, o bien somos pasivas (no decir nunca lo que pensamos) o bien agresivas (decir las cosas mal, faltando al respeto al otro). 

Así que, una señal de que gozamos de inteligencia emocional, es situarnos en el punto “medio” entre estos dos estilos comunicativos (la pasividad y la agresividad) y esa es la asertividad.

9 Eres muy rígida

La rigidez es un patrón conductual y del pensamiento que implica dificultades para flexibilizar la mente y, sobre todo, para adaptarnos a los cambios. También conlleva una dificultad para abrir la mirada, eso es, para tener en cuenta nuevas perspectivas a la hora de valorar las situaciones o los problemas. 

En general, las personas con una buena inteligencia emocional son flexibles, y eso les ayuda a entender mejor a las personas (sobre todo, a las personas muy diferentes a ellas) y a manejar mejor situaciones novedosas en el ámbito emocional. Por ello, si eres muy rígida, esta podría ser una de las señales de que tienes poca inteligencia emocional.

Reflexión final sobre la inteligencia emocional

Seguramente existen más señales que podrían estar indicando una baja o nula inteligencia emocional, aunque las enumeradas son algunas de las más evidentes o destacadas. Después de leerlas… ¿crees que tienes poca o mucha inteligencia emocional? 

¿Crees que eres capaz de entender tus emociones y de gestionarlas bien? Sea como sea, lo que está claro es que la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que atañen a las emociones y también a nuestro autoconcepto y a nuestra autoestima. 

Estas habilidades pueden construirse con el tiempo y van más allá de una misma porque repercuten en nuestros comportamientos hacia los demás y por lo tanto en nuestras relaciones personales.

Referencias bibliográficas:

  • Goleman, D. (1996): Inteligencia emocional. Barcelona, Kairós.
  • Vallès, A., y Vallès, C. (2000): Inteligencia emocional: Aplicaciones educativas. Madrid, Editorial EOS.

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