Autismo en adultos: síntomas y la gran importancia del diagnóstico

¿Pueden los adultos con autismo llevar una vida independiente?

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Características y dificultades del autismo en adultos
  2. Tratamiento del autismo en adultos: ¿piden ayuda?
  3. La importancia del diagnóstico
  4. ¿Pueden los adultos con autismo llevar una vida independiente?

El autismo, también denominado Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), engloba una serie de trastornos del neurodesarrollo cuyas características principales son: dificultades en la interacción y en la comunicación social, conductas repetitivas y estereotipadas e intereses restringidos. 

El autismo se manifiesta en la infancia, en los primeros años de vida, aunque a veces se detecta tarde. Es un trastorno crónico y, por lo tanto, si hay autismo en niños también hay autismo en adultos.

Una falta de diagnóstico en los adultos puede conducir a tratamientos inadecuados y a derivaciones repetidas. Por ello, es importante realizar un buen diagnóstico y ofrecer, desde el sistema de salud, un tratamiento personalizado y que cubra las áreas en las que la persona necesite soporte.

Características y dificultades del autismo en adultos

Antes de nada, es importante que quede claro que el autismo no define una única forma de ser, sino que engloba una serie de trastornos con características comunes. Sin embargo, la presentación de la sintomatología varía mucho de una persona a otra; es por ello que hablamos de un espectro y que las personas con autismo son tan distintas entre sí. 

Por otro lado, la afectación será también muy diferente en cada caso, incluyendo casos leves, moderados y graves.

Como en los niños, las dificultades más remarcables del autismo en adultos son las que surgen en el ámbito social y comunicativo.

Las dificultades sociales les afectan en el área social pero también laboral. Así, aunque cada persona es un mundo (independientemente de que se tenga o no un diagnóstico), lo cierto es que, en general, a los adultos con autismo les puede costar hacer amistades y conservarlas. La cordialidad también puede ser escasa. 

En el terreno laboral también pueden tener problemas de adaptación, principalmente debido a la pobre comprensión de las situaciones sociales. Esto puede acentuarse si no se realiza un buen acompañamiento o si no se ofrecen los soportes necesarios para la persona. Por otro lado, debido a las dificultades del individuo, pueden surgir problemas de comunicación que originan malentendidos y situaciones incómodas. Esto puede llevarles a perder amistades.

Siguiendo con la comunicación, presentan dificultades para entender las ironías o los dobles sentidos, captar el sarcasmo o mentir. En este sentido, son personas muy honestas, pero en ocasiones esa honestidad les puede crear problemas, al ser tan directos.

Tratamiento del autismo en adultos: ¿piden ayuda?

Es importante, en las personas con autismo, ofrecer un tratamiento adecuado a cada caso en concreto (teniendo en cuenta sus características y su edad). El tratamiento “ideal” es el tratamiento multidisciplinar, es decir, aquel que incluye diferentes tipos de profesionales: psicólogos, fisioterapeutas, neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales… 

Esto es especialmente relevante en la infancia, porque en la etapa adulta, la ayuda a la que se suele recurrir es aquella centrada en la psicoterapia.

Pero, ¿piden ayuda los adultos con autismo? ¡Depende mucho de los síntomas y del nivel de interferencia! Porque eso condiciona el hecho de tomar conciencia o no de los mismos (los que tienen autismo leve pueden llevar una vida normal toda su vida sin necesidad de pedir ayuda).

Por otro lado, muchas veces los adultos con autismo no saben muy bien qué tratamiento seguir porque, de hecho, ni siquiera están diagnosticados. Normalmente son adultos que toda su vida han notado que no encajaban, que eran diferentes o que “algo” no iba bien. 

Pueden ser personas que consultan por motivación propia ante la sospecha de tener autismo, que suelen haber investigado previamente sobre sus síntomas. Pueden reconocerse en ellos mismos las dificultades o que un familiar cercano haya sido diagnosticado con autismo (por ejemplo, un hijo).

Las personas que consultan lo hacen porque los síntomas interfieren verdaderamente en su bienestar, sino, raramente consultan. Por ello, muchos adultos con autismo, con síntomas leves (o con autismo de alto funcionamiento), nunca piden ayuda y nunca son diagnosticados. Pasan la infancia y la adolescencia a su manera, adaptándose a la vida.

La importancia del diagnóstico

Pero para poder ofrecer el tratamiento adecuado, conviene realizar un buen diagnóstico. Para ello, deberá realizarse una evaluación exhaustiva y detallada del paciente. El diagnóstico del autismo se basa únicamente en la clínica del paciente (síntomas, comportamientos…), porque no hay ninguna prueba que determine al 100% su existencia. Existen, eso sí, test estandarizados para su evaluación, junto al juicio del profesional.

¿Pueden los adultos con autismo llevar una vida independiente?

¿El autismo en adultos permite una vida independiente? Lógicamente, depende de cada caso. Según un estudio realizado por María Elisa Irarrázaval y colaboradores, publicado en 2005 en la Revista Chilena Neuro-psiquiatría, los estudios de seguimiento realizados hasta la fecha sugieren que solo un pequeño porcentaje de autistas llega a vivir y trabajar autónomamente en la vida adulta

Alrededor de un tercio de los casos alcanza algún grado de independencia parcial. Según el mismo estudio, en el autismo adulto, las personas que funcionan a un nivel superior, continúan presentando dificultades en las áreas típicas del autismo: interacción social y comunicación e intereses y actividades restringidos. 

Lógicamente, estas dificultades son menores si el grado de autismo es también menor, por lo que la probabilidad de que estas personas vivan de forma independiente depende en parte de este nivel de afectación

Esta independencia en la vida adulta también depende de otras variables, tales como la búsqueda de ayuda y soporte (a nivel psicológico, familiar y social), el diagnóstico y el  tratamiento (a qué edad se inició, por ejemplo), la personalidad, los recursos personales, etc. 

Finalmente, cuando existe una discapacidad intelectual asociada al autismo, la vida independiente se complica aún más. En relación a ello, un análisis de 2019 mostró que en 301 estudios de autismo, solo el 6% de los participantes tenía discapacidad intelectual (en personas sin autismo), en comparación con el 30% en las personas con autismo. 

Sin embargo, otros estudios estiman cifras mucho más elevadas, y hablan de la presencia de discapacidad intelectual (leve, moderada o grave) en el 75% de las personas con autismo.

Mitos sobre el autismo y el autismo en adultos

¿Sabemos realmente lo que es el autismo? Para poder normalizar y visibilizar adecuadamente el autismo en adultos, pero también en niños, es importante conocer (y desmontar) los mitos que envuelven este trastorno del neurodesarrollo. Entre los más extendidos encontramos:

+ El autismo es una enfermedad: Falso. Se trata de una condición, de un trastorno de origen neurobiológico que se relaciona con el desarrollo del sistema nervioso central.

+ El autismo se cura: Falso. Al no tratarse de una enfermedad, no podemos hablar de curación. Además, es un trastorno crónico.

+ Hay más hombres que mujeres con TEA: Verdadero/Falso. Es lo que se creía hasta la fecha, aunque podría haber un infradiagnóstico de las mujeres con TEA.

+ Las personas con TEA evitan el contacto con los demás: Falso. Algunas lo buscan pero no saben cómo gestionarlo por falta de habilidades o por ansiedad social.

+ Todas las personas con TEA son iguales: Falso. Aunque puedan compartir características, son igual de diferentes entre sí que dos personas sin autismo.

Reflexión final: el autismo en adultos

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo en el que los síntomas surgen en la niñez. Es por ello que el trastorno suele diagnosticarse en esta etapa evolutiva; sin embargo, si los síntomas son leves (o en personas con autismo de alto funcionamiento, como serían aquellos con síndrome de Asperger), el diagnóstico puede o no llegar o llegar muchos años más tarde (en la adultez).

Los síntomas del autismo en adultos son los mismos que en el autismo infantil, porque se trata del mismo trastorno. Sin embargo, en la etapa de la adultez es probable que la persona haya podido desarrollar más estrategias de afrontamiento y que disponga de más recursos que le permitan compensar sus dificultades, principalmente sociales y comunicativas. 

Esto también dependerá de si ha recibido o no tratamiento durante su vida y de cómo haya ido construyendo esta. También dependerá, en gran medida, de si la persona tiene además una discapacidad intelectual asociada; en estos casos, el autismo suele detectarse mucho antes, porque las dificultades son más evidentes.

 

Referencias bibliográficas:

  • American Psychological Association. (2011). Manual diagnóstico y estadístico de desórdenes y trastornos mentales: DSM-V. 

  • Belloch, A., Sandín, B. & Ramos, F. (2009). Manual de psicopatología. Madrid: McGraw Hill

  • Castelli, F.; Frith, C.; Happé, F.; Frith, U.: Autism, Asperger syndrome and brain mechanisms for the attribution of mental states to animated shapes. Brain 2002; 125(8):1839–1849

  • Irarrázaval, M.E. et al. (2005). Autismo: una mirada desde la psiquiatría de adultos Autism: an adult psychiatry perspective. Rev Chil Neuro-psiquiat, 43(1): 51-60 .

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