Momentos de soledad: estrategias para aprender a ser feliz estando sola

Disfruta de tu propia compañía en momentos a solas

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Redefiniendo el concepto de soledad: ¿de qué hablamos realmente?
  2. 6 estrategias para aprender a ser feliz estando sola
  3. Los beneficios de la soledad
  4. Abrazando la soledad como una oportunidad

Seguro que más de una vez has escuchado eso de que "nacemos y morimos solos", y que, entre un momento y otro, recorremos el camino con personas que van apareciendo y que nos acompañan en ciertos tramos del camino. Pero, a grandes rasgos, es cierto que "estamos solo"”, y por eso es tan importante aprender a transitar estos momentos de forma sana.

¿Es posible aprender a ser feliz estando solas? ¿Quién de nosotras no se ha sentido sola en alguna ocasión? Y seguramente, en más de una. La soledad es un sentimiento que muchas veces percibimos como desagradable y doloroso, y es válido que así lo sintamos. Sin embargo, también es cierto que la soledad puede ser una buena oportunidad para "parar", silenciar el ruido del exterior, conocernos más a nosotras mismas, depurar emociones y cultivar un espacio de autoescucha.

Por lo tanto, podemos llegar incluso a disfrutar de la soledad. Eso sí, no debemos vivirlo como algo autoimpuesto, sino como un camino alternativo a la soledad que también nos puede acercar al crecimiento personal. Es lógico que nos sintamos solas a veces, como seres sociales que somos, pero, también es posible aprender a ser feliz en momentos de soledad, y en Diario Femenino te damos 6 estrategias para conseguirlo.

Redefiniendo el concepto de soledad: ¿de qué hablamos realmente?

La soledad muchas veces se teme. A nadie le gusta sentirse solo. En realidad, muchas veces va más allá de la compañía; de hecho, tiene más que ver con la incomprensión. Ya que podemos estar rodeadas de personas, pero si ninguna nos comprende, nos vamos a sentir solas. Y, en contraste, podemos estar solas físicamente y sentirnos acompañadas.

Eso sí, tratar de ver la soledad como una oportunidad no debe pasar por el hecho de invalidar nuestras emociones, y además hay personas que tienen vidas muy duras y que realmente están solas, y ahí no podemos decir "aprende a estar sola". El contacto social es necesario, los vínculos nos sanan, y necesitamos a los demás para sobrevivir.

6 estrategias para aprender a ser feliz estando sola

En este caso, vamos a hablar de aquellos casos en los que nos sentimos solas a veces (los momentos de soledad), pero teniendo una red social que nos sostiene (es decir, no siempre estamos solas). ¿Cómo gestionar entonces estos momentos de soledad? ¿Es posible llegar a disfrutar de la soledad realmente?

1 Abraza la soledad en lugar de tratar de luchar contra ella

En lugar de luchar contra este sentimiento, o contra estos momentos de soledad, ¿por qué no tratas de, simplemente, abrazarlos? Acepta que vivirás muchos momentos de soledad a lo largo de tu vida, y que, por ello mismo, es importante que la relación que tengas con la persona con la que estás (es decir, tú misma), sea buena.

Y para que sea buena, debemos pasar tiempo a solas. Es igual que cuando conocemos a alguien; el vínculo se construye pasando tiempo juntos. Pues con nosotras mismas, igual. Vamos a tratar de llevarnos bien con nosotras mismas, ¿no?

2 Vive estos momentos como una oportunidad de autocuidado

La soledad también puede ser un buen momento para cultivar momentos de autocuidado. Cuando estamos solas con nosotras mismas, podemos dedicarnos un tiempo más consciente.

Por ejemplo, puedes aprovechar para darte un baño relajante, ir a hacerte un masaje, hacer alguna práctica de meditación, prepararte algo rico para comer, ponerte un podcast y desconectar, dibujar… Algo que te apetezca y que sea, para ti, una forma de cuidarte y de recargar energías.

3 Aprovecha este momento para cultivar tu autoestima

Lo cierto es que la soledad ofrece un terreno fértil para fortalecer la relación más importante de todas: la que tenemos con nosotras mismas. Cultivar una autoestima sólida es esencial para disfrutar de estos momentos de soledad de manera plena.

Por ello, aprovecha esta soledad para reflexionar sobre tus fortalezas y tus logros. Conecta con lo que has logrado, con lo que se te da bien… aprovecha para probar cosas nuevas, para salir de la zona de confort… Seguro que cuando estás con gente haciendo otras cosas, no tienes tiempo para pensar en todo esto.

4 Conecta con tus intereses 

¿Te has preguntado alguna vez qué actividades te llenan de alegría y satisfacción sin depender de la aprobación externa? Los momentos en solitario son ideales para explorar nuevas pasiones y redescubrir antiguos intereses.

Desde la lectura hasta la meditación, la jardinería, la pintura, el yoga, el deporte… Hay un amplio abanico de actividades enriquecedoras que pueden nutrir nuestra alma. Y por ello, los momentos de soledad son una buena oportunidad para explorar estas áreas y conocernos más y mejor.

5 El silencio: un aliado que posibilita la inspiración

Grandes ideas y proyectos muchas veces nacen en momentos de soledad. Al permitirnos estar en silencio, damos espacio a la creatividad para florecer. Examina la vida de artistas, escritores y pensadores; encontrarás que muchos de ellos valoraban sus momentos en solitario como fuente de inspiración.

Por eso, piensa en la soledad también como una oportunidad para parar, estar en silencio y dejar que la inspiración y la creatividad afloren. En esos silencios puedes aprovechar para explotar esta faceta creativa si la tienes; mirar fotografías, pintar o dibujar, conectar con la naturaleza, acudir a alguna exposición… o simplemente, estar en silencio y descansar.

6 Habla contigo misma cuando estés en soledad: el diálogo interno 

Si lo has experimentado, seguro que lo sabrás: la soledad, en ocasiones, puede magnificar el diálogo interno negativo. Por ello, es crucial aprender a hablarnos con amabilidad y comprensión. Transformar los pensamientos autocríticos en afirmaciones positivas, objetivas y más realistas, nutre nuestra autoestima y mejora nuestra capacidad para disfrutar de la soledad de manera constructiva.

Así que, aprovecha estos momentos de soledad para revisar tu diálogo interno y hacerlo más compasivo y amoroso (cuando estamos en compañía, es más difícil escucharnos a nosotras mismas).

Los beneficios de la soledad

Como hemos visto, la habilidad para estar sola también conlleva beneficios, aunque debemos trabajarla. Uno de ellos es que fortalece nuestras relaciones externas. Al aprender a disfrutar de nuestra propia compañía, reducimos la dependencia emocional y construimos relaciones más saludables basadas en el apoyo mutuo en lugar de la necesidad.

Es decir, relaciones de igual a igual, donde me relaciono contigo porque aportas algo "extra" a mi vida, algo que me hace feliz, pero no algo que "necesite" o sin lo que pueda vivir. 

Además, la soledad nos ayuda a conocernos (lo que favorece la autoestima), a parar y descansar, a reflexionar, a tomar decisiones… y nos permite crear espacios donde podamos escucharnos y valorar en qué punto está nuestra vida, qué cambios necesitamos (si los necesitamos), etc. La clave está en abrirnos a ella, no en tratar de evitarla a toda costa.

Abrazando la soledad como una oportunidad

No es fácil estar solas, sobre todo, si es una soledad no escogida (y/o crónica). En ese caso, es importante ver qué nos puede ayudar a volver a vincularnos y acudir a un profesional si solas no podemos (y aún así, no es algo que se resuelva fácilmente).

Sin embargo, salvo estos casos, cuando hablamos de momentos -más puntuales- de soledad, entenderlo como una oportunidad nos puede ayudar a sobrellevar este sentimiento, a integrarlo y a normalizarlo. En lugar de temer a la soledad, ¿por qué no aprendemos a abrazarla como una oportunidad para el crecimiento personal y la felicidad interior?

Al desmitificar la soledad, construir una autoestima sólida, participar en actividades enriquecedoras y construir relaciones desde la fortaleza interior y el amor propio, podemos descubrir que estar sola puede ser un regalo valioso que nos lleva hacia una vida más plena y auténtica. Así que… no la temas; tan solo, obsérvala con curiosidad y trata de sacar algo positivo de esta experiencia que, ¿por qué no? ¡Puede ser muy nutritiva!

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