La depresión de un hijo según su edad: cómo ayudarle si está deprimido

Consejos para ayudar a tu hijo (niño, adolescente o adulto) a salir de su trastorno depresivo

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. La depresión de un hijo según sea niño, adolescente o adulto
  2. Los mejores consejos para ayudar a tu hijo con depresión
  3. La depresión: un trastorno tratable 

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta a muchas personas; según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 8 y el 15% de las personas sufrirá depresión en algún momento de su vida, y en 2020 fue el trastorno mental más prevalente a nivel mundial.

Cuando hablamos de depresión hablamos de un trastorno que conlleva síntomas físicos, psicológicos, conductuales y cognitivos. Para poder diagnosticarse el trastorno, debe aparecer sí o sí, o bien un estado de ánimo triste (la mayor parte del día) o una pérdida de interés (apatía) o de placer (anhedonia).

A estos dos síntomas se les suman otros, tales como: insomnio o hipersomnia, fatiga o disminución de la energía, sentimientos inapropiados o excesivos de culpa o inutilidad (que pueden ser delirantes), etc.

En este artículo vamos a hablar de la depresión de los hijos según la edad que tengan. ¿Cómo podemos ayudarles? Nuestra psicóloga Laura Ruiz Mitjana nos da los siguientes consejos.

La depresión de un hijo según sea niño, adolescente o adulto

Tener a un hijo que sufre depresión es una cuestión compleja, ya que muchas veces queremos ayudarle y no sabemos exactamente cómo. Antes de abordar algunas cuestiones que nos pueden ayudar a entender cómo podemos ayudarle, vamos a diferenciar cómo se expresa la depresión en hijos pequeños, en hijos adolescentes y en hijos adultos.

+ La depresión en niños

Aunque hace algunos años, en el ámbito psicológico, se afirmaba que la depresión en niños no existía, se ha demostrado que esto era erróneo. Así, a día de hoy se sabe que los niños también pueden estar deprimidos.

Según datos de la Encuesta Nacional de Salud (2006), la prevalencia de la depresión en niños de 9 años es del 1,8%. En la infancia la proporción por géneros es la misma.

En niños, los síntomas de la depresión son iguales que en adultos, salvo en el estado de ánimo, que en lugar de ser deprimido suele ser irritable. Por otro lado, otros síntomas depresivos en niños pueden manifestarse a través de: no tienen tantas ganas de jugar, están más cansados de lo habitual, no quieren ir al cole o relacionarse con sus compañeros, etc.

Como padres podemos detectar los síntomas de la depresión en nuestros hijos, pero el diagnóstico definitivo siempre deberá hacerlo un profesional de la salud mental.

+ La depresión en adolescentes

En adolescentes, la depresión también aparece; algunos estudios afirman que, aproximadamente un 4% de los adolescentes presenta depresión. Es más frecuente en chicas que en chicos y, según un estudio de Cárdenas (2010), este trastorno se asocia con frecuencia a otros como un trastorno por abuso de sustancias.

Los síntomas de la depresión en adolescentes son los mismos que en los adultos. En cuanto al estado de ánimo, este suele ser deprimido y no irritable (como ocurre con los niños). En la depresión, pueden mostrarse de repente más cabizbajos, sin ganas de salir con los amigos o de ir al instituto, bajar su rendimiento académico, etc.

+ La depresión en adultos

En adultos la depresión es un trastorno bastante frecuente. Los síntomas varían de una persona a otra, aunque lo que destaca por encima de lo demás suele ser la pérdida del placer en las cosas que antes sí nos hacían disfrutar (anhedonia), la desmotivación generalizada y el estado de ánimo deprimido.

Si tu hijo es adulto, sufre depresión y quieres ayudarlo, lo primero que deberéis hacer es confirmar el diagnóstico con un profesional de la salud mental. Después, anímalo a pedir ayuda o acompáñalo directamente si es posible. En la actualidad, existen muchas terapias psicológicas validadas para la depresión, siendo las más efectivas la terapia de conducta y la terapia cognitivo-conductual (en niños se utilizan estrategias como el juego o el dibujo).

Los mejores consejos para ayudar a tu hijo con depresión

La depresión de un hijo es una situación que genera mucho sufrimiento, no solamente en el hijo, sino en toda la familia. Será importante que naturalicemos hablar del tema, que no se convierta en un tema tabú.

Algunas ideas para arrancar y que os pueden ayudar a encarar esta situación, más allá de las que comentaremos: reforzar los pequeños logros diarios de tu hijo, ayudarle a tener responsabilidades para luchar contra su apatía, cuidarnos mucho a nosotros también (ayudar a alguien con depresión desgasta mucho emocionalmente) y, sobre todo, no juzgar sus emociones, acompañarle desde la aceptación plena de lo que siente.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo si está deprimido? Ahora sí, os dejamos algunas ideas clave desarrolladas:

+ Pedir ayuda profesional

Siempre recomendamos, ante una problemática de salud mental, pedir ayuda profesional. Eso es, acudir al psicólogo y, en casos graves, también al psiquiatra. Lo ideal es que seleccionemos a un profesional especializado en la edad de nuestro hijo (infantil, de adolescentes o de adultos). 

Ponerse en manos de un profesional es el primer paso a realizar siempre (después de hablar con él del tema, punto que abordaremos a continuación). 

Un profesional de la salud mental le ofrecerá las estrategias que necesita para abordar su sintomatología y mejorar, además de herramientas para los padres, a fin de mejorar el trastorno en su hijo. En estos casos, es muy importante implicar a las familias y a la escuela para que se produzca un trabajo en equipo.

+ Hablar con él, fomentar que se abra

Aunque suene muy obvio, no siempre es fácil abordar este tema con un hijo. Deberemos adaptar nuestro lenguaje a su edad (lógicamente, no es lo mismo un niño pequeño que un adolescente o un adulto).

Aborda el tema de forma natural, en algún momento de tranquilidad y calma, y un espacio cómodo y seguro. Empieza por preguntarle cómo está y por explicarle qué has observado tú (por ejemplo, que lo ves más triste o apático de lo normal).

Interésate por su estado anímico, por las cosas que le preocupan y por experiencias que le hayan podido ocurrir en los últimos meses. El objetivo es que se abra a ti y, sobre todo, que sienta que estás a su lado y que le apoyas. Por otro lado, también resultará esencial indagar en las posibles causas de la depresión con él/ella.

+ Pasar tiempo juntos

Insistimos en que, asistir a terapia es el paso fundamental en este tipo de situaciones, pero una vez se inicia el proceso psicoterapéutico, como padres, también podemos hacer cosas para ayudar a nuestro hijo. Una de estas acciones es pasar tiempo con él/ella. Proponer planes, actividades o escapadas de su interés que le motiven y le gusten. 

Podéis hablarlo con él, preguntarle directamente. En casos más graves de depresión, la persona no tiene ganas de hacer absolutamente nada; si es así, prueba con tareas más sencillas para empezar (por ejemplo: ir a pasear por el barrio). El objetivo es sacarle de esa apatía y que se empiece a activar para, poco a poco, trabajar otros aspectos más emocionales (desde la terapia).

+ Fomentar que se exprese 

Está muy bien que nuestro hijo encuentre momentos para desconectar de su alteración emocional (a través del punto anterior); sin embargo, expresar cómo se siente también resultará esencial. Es por ello que debemos buscar espacios con él para que se exprese y se desahogue y, sobre todo, para que sienta que puede contar con nosotros. 

Expresar las emociones es el primer paso para empezar a afrontarlas, encontrarles su sentido y digerirlas. Esto en terapia resulta fundamental.

Este punto no siempre es fácil (sobre todo en adolescentes), porque muchas personas se cierran en banda y no quieren expresar qué les ocurre. En estos casos deberemos intentar buscar “aliados”; al otro progenitor, al hermano/a, amigos…

+ La importancia de adaptarnos a nuestro hijo

Todos estos puntos tratados deberemos adaptarlos a la edad de nuestro hijo, a sus características y necesidades (respetando también su espacio) y, sobre todo, a la relación que tengamos con él.

Si la relación es cálida y cercana, seguramente algunos de estos puntos nos resultarán más fáciles de aplicar. En cambio, en una relación más distante nos costará más (en estos casos será interesante apoyarnos en otros familiares y en el profesional que atienda a nuestro hijo).

La depresión: un trastorno tratable 

La depresión es un trastorno grave pero tratable y que tiene cura. Salir de la depresión es posible con la ayuda adecuada. Como hemos visto, la terapia psicológica resulta muy positiva en estos casos; a veces también será necesaria una terapia farmacológica, con el uso de antidepresivos (en la actualidad estos son bastante seguros).

Como siempre, un profesional especialista será el que nos orientará mejor en estos casos, tanto a nivel psicológico como psiquiátrico. Si sientes que necesitas una dosis “extra” de ayuda, será él quien te podrá ofrecer estrategias de acompañamiento emocional apropiadas para vuestro caso en concreto.

 

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Caballo (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XX
  • Martínez, N. (2014). Trastornos depresivos en niños y adolescentes. An Pediatr Contin, 12(6):294-9. 
  • Sarró-Maluquer, M. (2013). Depresión en ancianos: prevalencia y factores asociados. Semergen, 39(7):354-360.

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