Trastorno Dismórfico Corporal: cuando te obsesiona tu aspecto físico

Consejos para tratar la obsesión por la "belleza perfecta"

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Trastorno dismórfico corporal: qué es y en qué consiste
  2. Síntomas del trastorno dismórfico corporal: ¿cómo saber si lo padeces?
  3. Tratamiento psicológico del trastorno dismórfico corporal
  4. Tratamiento farmacológico del Trastorno dismórfico corporal

El trastorno dismórfico corporal (TDC) es un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo que lleva a las personas a buscar la "perfección" en cuanto a su aspecto físico. Se trata de un trastorno que cobra fuerza en la actualidad, sobre todo entre los adolescentes, y en gran parte debido al auge de la exposición a las redes sociales, los filtros de Instagram y la "necesidad" de estar, ser y parecer siempre perfecto.

Hablamos de un trastorno que suele ser crónico, aunque es tratable y tiene posibilidades de mejoría. Por otro lado, suele manifestarse junto a otras patologías, como: la depresión, la ansiedad social, el TOC o el consumo de tóxicos (drogas, alcohol…).

Según Amanda Perkins, en un artículo publicado en 2019, las personas con TDC pasan mucho tiempo centradas en la percepción de sus defectos y en la forma de ocultarlos. Este tiempo dedicado a estos pensamientos negativos es elevado, y puede llegar a interferir en la calidad de vida y la capacidad de llevar a cabo las actividades diarias.

En Diario Femenino te contamos todo lo que debes conocer sobre el trastorno dismórfico corporal, y sobre todo, cuáles son sus síntomas y qué hacer cuando te obsesiona tu aspecto físico. ¡Vamos a verlo!

Trastorno dismórfico corporal: qué es y en qué consiste

El trastorno dismórfico corporal se clasifica en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) como un "trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos relacionados". Su síntoma principal es una preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico; y en el caso de existir leves anomalías físicas, la preocupación que aparece a raíz del trastorno es excesiva. Ese "defecto" puede ser la nariz, el pelo, la delgadez o el sobrepeso, el acné, los dientes, los ojos… prácticamente cualquier cosa.

Todo esto genera un malestar significativo o un deterioro en la vida de la persona. Pero, ¿por qué surge? Hablamos de un trastorno multicausal, es decir, que surge por diferentes condicionantes y factores, según la Anxiety and Depression Association of America, tales como:

- La genética (se ha relacionado con deficiencias en serotonina).

- La presión social actual por "ser perfecto".

- Los rasgos de personalidad (autoexigencia, perfeccionismo, rasgos obsesivos o neuróticos, rigidez mental…).

- Experiencias de la vida, como abuso o trauma.

- Educación recibida (poca tolerancia al error por parte de los padres, presión para llegar a la excelencia, etc.).

- Factores estresantes durante la adolescencia.

El TDC, aunque es un trastorno que puede aparecer a cualquier edad, suele manifestarse a los 16-17 años (sabemos que 2/3 de los pacientes lo presentan antes de los 18 años). En la adolescencia, su inicio es más gradual que en adultos (donde el inicio es más agudo). Además, cuando aparece antes de los 18 años, es más probable que aparezca junto a intentos de suicidio, y además en estos casos la comorbilidad junto a otras patologías es mayor.

Síntomas del trastorno dismórfico corporal: ¿cómo saber si lo padeces?

Los síntomas y signos de los pacientes dependen del grado de Trastorno dismórfico corporal. En los casos más leves, las personas pueden describirse como poco atractivas, mientras que aquellas con un TDC grave pueden describirse como horribles.

Hay dos síntomas fundamentales en el trastorno dismórfico corporal: por un lado, la preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas.

Por el otro, la persona, en algún momento durante el curso del trastorno, ha realizado comportamientos (por ejemplo: mirarse en el espejo, asearse en exceso, rascarse la piel, querer asegurarse de las cosas…) o actos mentales (por ejemplo: comparar su aspecto con el de otros) repetitivos como respuesta a la preocupación por el aspecto.

Otros síntomas y complicaciones destacadas del trastorno son:

+ Intensa angustia al mirarse al espejo.

+ Sensación de estar muy acomplejado.

+ Inseguridades.

+ Baja autoestima.

+ Tendencia a evitar situaciones sociales.

+ Problemas en el colegio o el trabajo.

+ Síntomas ansiosos y depresivos.

+ Pensamientos obsesivos sobre el aspecto físico (que retroalimentan el trastorno).

+ Pasar muchas horas de cada día centrado en los defectos identificados

Tratamiento psicológico del trastorno dismórfico corporal

En los casos de TDC, lo ideal es que el tratamiento se inicie lo antes posible, de forma precoz. Idealmente, antes de que los pensamientos negativos y obsesivos arraiguen en la mente de la persona. Una opción muy empleada, a nivel psicoterapéutico (aunque existen otras), es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Comentamos esta por ser una de las más utilizadas y efectivas.

El principal objetivo de este tipo de terapia es que la persona aprenda a identificar y reconocer los pensamientos que tiene como poco saludables en relación a su físico y a sí misma, y que intente modificarlos por otros más sanos, adaptativos y realistas (lo que se denomina reestructuración cognitiva, dentro de la terapia).

Así, la persona aprende a reemplazar formas negativas de pensar por otras positivas. Los estudios demuestran que la terapia cognitivo-conductual ayuda a reducir los síntomas de las personas con trastorno dismórfico corporal; concretamente, mejora en la persona la percepción que tiene de sí misma, su calidad de vida, sus síntomas depresivos y su funcionamiento general.

Tratamiento farmacológico del Trastorno dismórfico corporal

En algunos casos de personas con TDC, se pueden recetar ansiolíticos y antidepresivos para mejorar la sintomatología del trastorno. En estos casos, es importante que el médico en cuestión (suele ser un psiquiatra o un médico de atención primaria) explique detalladamente a la persona cómo actúan los medicamentos, los motivos de su uso, las posibles reacciones adversas y cómo debe tomarlos.

También resulta imprescindible realizar un seguimiento adecuado de la persona por si se producen reacciones adversas. En este caso, el tratamiento farmacológico, además de reducir la sintomatología ansioso-depresiva asociada al trastorno, también puede ayudar a mejorar la flexibilidad mental y conductual de la persona, para que poco a poco aprenda a tolerar mejor sus pensamientos y su ansiedad. 

En este sentido, y sobre todo en relación a la ansiedad, no se trata tanto de "tolerarla", sino de aprender a escucharla y a entenderla, para descubrir qué nos está intentando decir.

Las redes sociales y el auge del trastorno dismórfico corporal en adolescentes

Aunque el TDC puede aparecer a cualquier edad, sabemos que el trastorno se manifiesta sobre todo en la adolescencia, y que su prevalencia en esta franja de edad ha crecido en las últimas décadas. 

¿Las causas? Entre ellas, aquellas relacionadas con la presión social por "estar perfecto", el auge de las redes sociales y su exposición a ellas, y sobre todo, de los filtros de Instagram en los últimos años.

+ Los filtros de las redes sociales: un peligro

Filtros que modifican el rostro, que lo hacen más armónico o más "bello" (desde un punto de vista estético y cultural), que mejoran la piel, que "corrigen defectos", etc. Estos filtros se usan cada vez más, hasta el punto de que a muchos adolescentes les da vergüenza, o incluso pánico, aparecer en las redes sociales sin esos filtros.

El problema: ya no se reconocen sin ellos. Y si a todos estos ingredientes les sumas otros, como falta de seguridad personal o baja autoestima, todo esto crea un caldo de cultivo perfecto para hacer emerger trastornos como el TDC, donde la persona se obsesiona con alguna parte de su físico, rostro o silueta, y decide modificarlo a toda costa, ya sea a través de los filtros de Instagram o de otras redes, o incluso de retoques y/o operaciones de cirugía estética.

+ El riesgo de entrar en un círculo vicioso

El problema es que nunca están satisfechos, y una vez se hacen estas modificaciones, siguen viéndose mal, y por ello vuelven a retocarse, a obsesionarse… entrando en un círculo vicioso sin fin, que retroalimenta el trastorno con todos sus síntomas (tristeza, complejos, etc.).

La importancia de cultivar el amor propio y de pedir ayuda

Si crees que tu hijo sufre trastorno dismórfico corporal, o que eres tú misma quien lo sufre, te recomendamos que pidas ayuda profesional, y sobre todo, que empieces a cambiar tu autoestima y tu amor propio.

No olvides que eres maravillosa tal y cómo eres, sólo por el hecho de ser tú; que la belleza es imperfecta, y que esta nace de dentro, no de fuera, por mucho que la sociedad nos intente vender que "necesitamos" llegar a la "belleza perfecta" para ser felices. ¡Esto es un mensaje falso y muy tóxico! El bienestar tiene que ver con muchas otras cosas, pero para llegar a él, deberemos afrontar la tarea de querernos tal y como somos, tanto por fuera como por dentro.

Claro que tenemos derecho a querer vernos mejor, e incluso, a hacer cosas para vernos y sentirnos mejor. Pero sin llegar a extremos tóxicos que minan nuestra salud mental, como el desarrollo de un TDC. Y a veces este proceso del que hablamos de amor propio requerirá pedir ayuda, y está bien pedirla. Recuerda que ¡te la mereces!

“La belleza está en los ojos de quien mira”.
 -Oscar Wilde-
 
¿Conocías el Trastorno Dismórfico Corporal? ¿Qué te parecen estos consejos para cuando te obsesiona tu aspecto físico? ¡Te leemos en los comentarios!

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