Me cuesta demasiado levantarme por las mañanas, ¿me pasa algo?

¿Pereza o trastorno depresivo?

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. ¿No te puedes levantar por las mañanas?
  2. Por qué me cuesta tanto levantarme por las mañanas
  3. ¿Tienes que ir al médico si te cuesta mucho levantarte por las mañanas?
  4. Lo que puedes hacer para que no te cueste tanto levantarte

Parece que te cuesta demasiado levantarte por las mañanas. La escena se repite todos los días. Suena el despertador y tu pareja se levanta de la cama como un resorte. Tú te quedas ahí tumbada, aturdida por semejante escándalo que hace el despertador y metes la cabeza entre las sábanas. No es posible que tengas que levantarte ahora, ¡si no puedes! Tu cuerpo se niega a moverse de la cama y tu mente se ha quedado en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Funciona lo justo como para no encontrarle sentido a tu vida y maldecir no haber sido una rica heredera sin necesidad de levantarte a esas horas indecentes de la mañana. ¿Te pasa algo?

¿No te puedes levantar por las mañanas?

Si esta escena es la habitual, es evidente que algo te pasa y no tiene nada que ver con tu nivel de pereza. Pero no nos alarmemos, porque todo depende de la intensidad emocional con la que vivas esos primeros minutos de la mañana. Si te sientes angustiada y llegas a pensar que realmente no puedes levantarte de la cama, puede que estés sufriendo dysania.

Dysania. Suena fatal, ¿verdad? Suena aún peor si te decimos que va asociada a estados de depresión o ansiedad. Pero para saber si tienes dysania o simplemente se trata de que mantienes una excelente y estrecha relación con tu cama, fíjate en algunos detalles.

+ Esta dificultad extrema para levantarte de la cama no te ocurre un día o dos, sino que se trata de lo habitual.

+ Pasan al menos 30 minutos desde que suena el despertador hasta que consigues levantarte.

+ Tu cuerpo parece no poder reaccionar y tu mente no se ha despertado del todo. No percibes la realidad con claridad.

+ Cuando consigues levantarte, a tu mente y a tu cuerpo les sigue costando reaccionar y funcionan más lentamente.

Por qué me cuesta tanto levantarme por las mañanas

Si tienes estos síntomas de dysania, será mejor que vayas a tu médico porque puede tratarse de un trastorno de ansiedad o incluso de una depresión. Pero no en todos los casos se trata de dysania; a veces te cuesta tanto levantarte por las mañanas por otros motivos.

+ Estás cansada, estás agotada y hay que descubrir las causas de ese cansancio extremo.

+ Tu alimentación no cubre los nutrientes básicos, te falta alguna vitamina y, por eso, no tienes energía para empezar el día.

+ Estás desmotivada en la vida y en el trabajo.

+ Tienes problemas en el trabajo, hay mal ambiente con los compañeros o tienes un jefe demasiado exigente.

+ Estás atravesando un periodo de estrés que te está robando las fuerzas.

+ Tienes algunos problemas psicológicos como inseguridad o baja autoestima que te llevan a tener miedo de tus obligaciones diarias.

+ ¿Qué tal duermes? Porque no se trata solo de las horas que duermes, sino de la calidad del sueño. Si no tienes un sueño de calidad, lo normal que es que ya por la mañana no puedas con tu vida.

¿Tienes que ir al médico si te cuesta mucho levantarte por las mañanas?

Si te encuentras bien de ánimo el resto del día y no crees que la ansiedad o la depresión estén rondando tu vida, tal vez deberías ir al médico de todas formas para una analítica y asegurarte que tu cansancio matutino no sea porque tienes alguna carencia vitamínica. No retrases la visita al médico, porque cuanto antes descubras a qué se debe o a qué no se debe tu incapacidad para levantarte por las mañanas, antes podrás empezar a poner remedio.

¿Pero tiene solución este abatimiento cada mañana? Por supuesto que la tiene, aunque tampoco hay que descartar que seas de esas personas que se encuentran más activas por las tardes que por las mañanas. Y algo muy importante: tienes que buscar una solución, es evidente, pero no te obsesiones con que tienes un problema grave, no le des más importancia de la que tiene. Porque alarmarse con los problemas es el camino más seguro para que ese problema se haga más grande.

Lo que puedes hacer para que no te cueste tanto levantarte

Descartando un problema de depresión y mientras esperas los resultados de los análisis para comprobar que no se trata de un problema orgánico, puedes ir probando algunos trucos para que no te cueste tanto levantarte por las mañanas.

+ Cuida tu alimentación. Vigila lo que comes a lo largo del día, procura llevar una alimentación rica y variada. Y, ¿sabes que hay algunos alimentos que te darán más energía que un café? Anota huevos, plátanos, arándanos y chocolate negro como tus mejores aliados para el desayuno.

+ Siesta prohibida. Lamentamos comunicarte que si eres de esas personas a las que se les pegan las sábanas cada mañana, tienes prohibida la cabezadita después de comer.

+ Ejercicio físico. También lamentamos comunicarte que, tal y como temías, vas a tener que incorporar a tus hábitos diarios el remedio universal para cualquier tipo de problema que tengas en esta vida: el ejercicio físico.

+ Deja tus asuntos en orden. Procura solucionar todos tus asuntos antes de acostarte, no dejes que las preocupaciones te distraigan de lo verdaderamente importante, que es dormir bien. Aplícate el no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, porque es un factor clave a la hora de levantarte con ganas o sin ellas.

+ Reduce el estrés. Es fácil decirlo aunque no siempre se puede lograr. Pero muchas veces no puedes levantarte de la cama por el peso de la gran cantidad de responsabilidades que te esperan. En la medida de lo posible, reduce tus obligaciones.

La importancia de la higiene del sueño para dormir y despertar mejor

Cuando te cuesta tanto levantarte por las mañanas hay dos asuntos a tener en cuenta. Por un lado está tu estilo de vida diurno, que tal vez sea muy estresante. Y por otro lado está tu estilo de vida nocturno. Dormir bien es el objetivo para despertar descansada y con la energía repuesta, todo lo contrario de lo que te ocurre ahora. Para ello, nada mejor que llevar una escrupulosa higiene del sueño, ¿sabes cómo hacerlo?

El primer paso es establecer unos horarios regulares, tanto para acostarte como para levantarte. Así tu cuerpo se va acostumbrando y va aprendiendo cuándo tiene que dormir y cuándo tiene que despertar. Presta un poco más de atención a tu dormitorio. Hasta el colchón puede influir en la forma en la que despiertas. Pero también es necesario dormir con oscuridad, sin ruidos y a una temperatura que no esté sea ni demasiado alta ni demasiado baja.

Fuera distracciones antes de dormir. Sí, esto quiere decir que ese último vistazo a las redes sociales cuando ya te has metido a la cama, te sobra. Puedes cambiarlo, por ejemplo, por un relajante baño caliente. Porque lo más importante para que despiertes con energía es que descanses cuando duermes. ¿Y eso cómo se consigue? Pues acostándote con la mente libre de distracciones, preocupaciones, obligaciones... Aquí hemos venido a dormir. Ya verás qué bien te levantas mañana.

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